El diseñador Roberto Verino ha querido manifestarse a través de las redes sociales para recordar y homenajear a su hija Cristina Mariño, fallecida este domingo 31 de agosto tras luchar “hasta el final” contra la leucemia.
“Hoy es un día triste. Mi hija Cristina ha luchado hasta el final contra una leucemia con valentía, tesón y una fuerza admirable”, ha escrito Roberto Verino en Twitter, donde también ha querido expresar su agradecimiento a todos aquellos que les están apoyando y trasladando mensajes de ánimo y cariño.
“Muchísimas gracias por todo lo que la habéis querido y espero que, por su memoria, sigamos haciendo lo que más le gustaba: hacer felices a todos”, finaliza el mensaje, que el diseñador acompaña con una fotografía en la que aparece junto a su hija.
Mariño ha muerto a los 52 años tras luchar contra la enfermedad, a la que Verino ponía nombre en el tuit, siendo hasta ahora desconocido por muchos que la padeciese. Le fue detectada hace unos meses, y no ha podido superarla tras un empeoramiento significativo hace dos semanas.
Cristina Mariño deja atrás una trayectoria profesional de 25 años en la empresa familiar, creada hace cuatro décadas por el diseñador de Verín, Ourense. Relevó a su padre al frente de la empresa en agosto de 2021 como directora de marca, si bien Verino seguía ejerciendo como responsable creativo y la parte ejecutiva quedó a cargo de la CEO Dora Casal.
Tímida confesa, pero muy tenaz y perseverante, Cristina asumió el reto con ganas de ir “pasito a pasito”, pero con “mucha ilusión”. Asumía una gran responsabilidad, a la que en efecto llegó labrándose día a día lo conseguido, empezando desde abajo, porque pasó por todos los departamentos y, cuando estudiaba, vendía los fines de semana en una tienda de la calle Claudio Coello, en Madrid, algo que no se le daba nada mal y que, sin duda, sirvió para alimentar ese “armario emocional” del que habló en sus entrevistas.
Su carta de presentación fue en la exhibición de una colección inspirada en el Camino de Santiago y dada a conocer en Bodegas Gargalo, en Monterrei, Ourense, y desde entonces no dejó de crecer.
Licenciada en Derecho, la heredera de Roberto Verino, que en los últimos meses vivía entre Barcelona, donde estaba siendo tratada de la enfermedad, y Galicia, deja atrás a tres hijos.