Castidad y pastillas para eliminar la libido: la realidad de las terapias de conversión en España
Saúl Castro, abogado, saca a la luz estás prácticas inhumanas ejercidas en silencio durante décadas en su libro "Ni enfermos ni pecadores"
Las terapias de conversión existen en al menos 68 países de todos los continentes y la mayoría de las víctimas son menores de edad
Tienen un funcionamiento sectario, pero están plenamente integradas en nuestra sociedad
El Gobierno español aprobó la semana pasada la denominada 'ley Trans' que recoge, entre otras medidas, la prohibición de las terapias de conversión destinadas a modificar la orientación, identidad sexual o la expresión de género de las personas, con independencia de que esta haya dado su consentimiento. Una nueva norma muy demandada por el colectivo LGTBIQ+ que podría poner fin - si la ley es finalmente aprobada en el Congreso - a las prácticas inhumanas ejercidas en silencio durante décadas sobre personas con identidades de género y orientación sexual diferentes a la heterosexual.
Saúl Castro, abogado y presidente de la Asociación Española contras las Terapias de Conversión 'No es terapia', acaba de publicar un libro titulado "Ni enfermos ni pecadores", donde recoge testimonios de personas que han sido sometidas a este tipo de terapias y deja al descubierto la total impunidad con la que se han llevado a cabo hasta ahora en España. "Cuando descubrí en 2019 que estas prácticas aún existían y estaban muy activas en nuestro país me quedé totalmente escandalizado", cuenta en una entrevista a Yasss. Saúl Castro ha identificado 71 personas que imparten o promueven estas terapias en España con entre 200 y 400 víctimas, pero el número real será sin duda mucho mayor.
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Saúl decidió entonces ponerse a investigar sobre ellas en sus ratos libres y sin otra ayuda económica que la de sus propios ahorros. Los resultados de su estudio son demoledores: las terapias de conversión existen en al menos 68 países de todos los continentes y la mayoría de las víctimas son menores de edad. Para 'corregir' la homosexualidad, los individuos han llegado a ser sometidos a lo largo de la historia a electroshocks, quemaduras, exposición a productos tóxicos como el amoniaco, cirugías e incluso al trasplante de tejidos y órganos animales.
La castidad o la ingesta de pastillas como métodos para 'corregir' la homosexualidad
La falsa psicología juega un papel fundamental. En los últimos años han surgido diversas asociaciones y personas que "ofrecen servicios", como el coaching, con el objetivo de "reparar la identidad". A través de ellas, intentan identificar las supuestas causas de la homosexualidad, con estereotipos como haber tenido una madre sobreprotectora, un padre distante, o haber sido víctima de abusos o acoso escolar. Después, "los perpetradores" buscan tratar la orientación sexual con medidas que son "absolutamente inefectivas".
La castidad, la peligrosa ingesta de pastillas para rebajar la libido, las prácticas aversivas –como ponerse una goma elástica en la muñeca y golpearse con ella cuando se siente deseo sexual– o los ejercicios de desnudez forzada para normalizar el cuerpo de personas de su mismo género son algunas de las prácticas más habituales. Además, muchas veces las víctimas son apartadas de sus círculos familiares y de amistad para que dependan emocional y socialmente de la propia organización. "Si tú buscas en Google 'dejar de ser gay' te salen vídeos de estas personas que se dedican a las prácticas de conversión", asegura Saúl.
Un funcionamiento 'sectario' totalmente integrado en nuestra sociedad
Tres de cada cuatro personas van de forma forzada a las terapias de conversión. Y de este 75 %, un 21% son forzadas por sus progenitores o familiares más cercanos. Tienen un funcionamiento sectario, pero Saúl cree que están plenamente integradas en nuestra sociedad. "Se aprovechan ya no sólo la impunidad que permiten las nuevas tecnologías – más complicadas de controlar – sino que a día de hoy la diversidad sexual de género no está aún normalizada. Muchos jóvenes cuando comienzan su despertar sexual sienten que no quieren ser gays y ansían plegarse a la heteronorma. Y ellos explotan ese deseo incipiente", cuenta Saul.
La polémica por la película animada "Lightyear" - donde se puede ver un beso lésbico - ha reforzado esa idea adoctrinadora de que la orientación sexual o la diversidad puede variar en función del contenido cultural que se consuma o la situación familiar y social que hay alrededor de la persona. "Esta polémica no se basa en datos científicos, sino en lgtifobia. La representación CIS hetero lleva siglos. Hemos tenido contenidos culturales más problemáticos en películas como 'León el profesional' donde se refleja la pedofilia y nadie nunca ha cuestionado esta representación. Me jode leer estas historias cuando en realidad lo único que pasa es que Disney está llegando tarde y mal cuando se trata de representar las realidades que muchas personas vivimos", explica.
Saúl anima a las personas que han sido víctimas de terapias de conversión o están participando en ellas a que contacten con su asociación. "Con una conversación le voy a desmontar toda la basura que le dicen en estos grupos y colaboramos con psicólogos que pueden ayudarles a autoaceptar su identidad y darles un acompañamiento", finaliza.