El juicio por difamación que enfrenta a Johnny Depp y Amber Heard continúa revelando los estragos de la tormentosa y tóxica relación mantenida entre ambos. Si en la pasada sesión era el actor el que testificaba por segunda vez para negar toda acusación de abuso, ahora ha sido la actriz de 36 años la que ha alzado la voz derrumbándose en el estrado.
En la vista judicial número 23, la oriunda de Austin, Texas, ha denunciado estar viviendo una auténtica “pesadilla” y, entre lágrimas, ha relatado vivir diariamente entre “humillaciones y amenazas”.
Dirigiendo su discurso hacia la campaña que considera que ha orquestado su exmarido contra ella, Amber Heard ha expresado lo duro que está siendo sentarse en la sala del tribunal y sentirse continuamente bajo escrutinio tras todo el dolor que, asegura, ha sentido y sigue sintiendo: “Esto es horrible, doloroso y humillante para cualquier ser humano. Quizás es fácil olvidar eso: soy un ser humano”, ha recordado.
“Me acosan, humillan y amenazan todos los días”, ha dicho, en respuestas a las preguntas de su abogado, al que le ha relatado sus miedos y su pesar.
“Incluso solo entrar en esta sala del tribunal, sentarme aquí frente a todo el mundo, ver las peores parte de mi vida usadas para humillarme… La gente quiere matarme, y me lo dice todos los días”, ha manifestado, antes de continuar: “La gente quiere meter a mi bebé en el microondas, y eso me dicen. Johnny me amenazó. Me prometió que si alguna vez lo dejaba me haría pensar en él todos los días de mi vida”, ha dicho, haciendo referencia en ese punto a Oonagh Paige Heard, su hija de un año.
En esta línea, la actriz ha continuado subrayando que no se merece los ataques que está recibiendo y ha subrayado que no puede tomarse la situación sin absoluta seriedad: “No me sentaré en esta sala del tribunal riéndome por lo bajo. No me sentaré en esta sala riendo y haciendo chistes sarcásticos. Esto es horrible, doloroso y humillante para cualquier ser humano”. 'No me merezco esto. Los ataques contra mí, la campaña que Johnny ha provocado”, ha denunciado, señalando que “millones de personas” en su nombra, siguen ‘torturándola’.
Según la estadounidense, la campaña en su contra “se repite todos los días en las redes sociales” y también “en las cámaras” de la sala. Todos los días, dice, revive el mismo trauma.
“Me tiemblan las manos, me despierto gritando. Mis amigos tienen que vivir con un conjunto de reglas sobre cómo no asustarme, cómo no tocarme, cómo no sorprenderme. Mis parejas tienen normas sobre cómo pueden tocarme”, ha relatado, yendo aún más allá: “Tengo normas sobre los profesionales médicos… los ginecólogos que veo, para que no tenga un ataque de pánico o un evento desencadenante, donde revivo el trauma, incluso si estoy entrenando para una película, ‘Aquaman 2’. Cuando hay un detonante y colapso, tengo que lidiar con eso por todo el daño que he sufrido”.
Frente a ello, no obstante, Amber ha señalado que encontró un alivio; “una solución al dolor”.
“Me despertaba todos los días con ataques de pánico hasta que me di cuenta de que podía hacer algo al respecto. No soy una santa, no estoy tratando de presentarme como tal, pero egoístamente encontré alivio en usar la experiencia que viví para dar voz a las personas que no la tienen”.
“No le desearía esta situación ni a mi peor enemigo. Mientras estoy aquí hoy no puedo tener una carrera, no puedo permitir que la gente se asocie conmigo”, ha lamentado, volviendo a insistir en las múltiples amenazas que recibe regularmente desde que el juicio arrancó.
“La gente se jacta de mi testimonio sobre haber sido agredida. Burlarse… Ha sido agonizante, doloroso y humillante por lo que he tenido que pasar. Espero que nadie tenga que pasar rpor algo así”, ha señalado, indicando que solo quiere que Johnny Depp le deje en paz.
“Lo he dicho durante años y pensé que lo haría”, ha señalado, reivindicando su derecho a contar todo lo que afirma haber padecido: “Tengo derecho a contar mi historia, mi voz y mi nombre. Él se tomó el tiempo suficiente. Como estadounidense, tengo derecho a hablar sobre lo que me sucedió, a ser dueña de mi historia y de mi verdad. Tengo ese derecho. Espero recuperar mi voz y lo he dicho desde el primer día”, ha sentenciado.