Extraído de la corteza del alcornoque, el corcho ha demostrado ser un material muy práctico, gracias a sus propiedades y sus múltiples utilidades. Se puede usar para crear complementos, también como material aislante o como elemento decorativo, aunque lo más frecuente es verlo convertido en tapón para botellas de vino.
El tapón de corcho es una manera sencilla de sellar la botella, pero muy práctica, porque este material no está escogido al azar. Es flexible, lo que hace que pueda contraerse y expandirse para adaptarse a todo tipo de botellas, quedando siempre bien sellado y protegiendo el interior, pero además favorece la microoxigenación del vino, ayudando a envejecer como tiene que hacerlo; todo esto mientras su impermeabilidad protege la bebida.
Además, el corcho es un material orgánico, renovable y sostenible, por lo que no es mala idea buscarle una segunda vida una vez que ya hemos consumido la bebida que queríamos tomar y ya no tiene que cumplir la función de cerrar la botella. Porque además de esta, podemos encontrar otras muchas formas de usarlo, por ejemplo, como parte de la decoración, pero también para favorecer el crecimiento de nuestras plantas, tanto de las de interior como de las que crecen en los jardines.
Una vez que hemos abierto la botella y consumido el contenido, parece que no queda más remedio que tirar el tapón de corcho, al fin y al cabo, ¿qué otra utilidad podría tener que no sea sellar la botella? Lo cierto es que, por las características de este elemento, podemos darle una segunda vida mientras hacemos que nuestras plantas luzcan mejor.
El corcho es un material que puede resultarnos muy práctico en nuestros jardines, porque nos ayuda a crear un mantillo, con el que se retiene la humedad del suelo, lo que evita el crecimiento de las malas hierbas, pero también hace que las raíces estén un poco más protegidas ante las bajas temperaturas. Esta manta de materia orgánica se denomina mulchin y está pensada para crear una capa de protección sobre la tierra.
Gracias a este manto, la tierra del suelo se mantiene suelta y tarda más en secarse, porque se almacena con mayor eficacia el agua, evitando perder demasiada humedad antes de tiempo. Habitualmente se compone de hojas o recortes de hierbas, pero los corchos pueden ser un excelente complemento, porque otra de las funciones de esta capa protectora es proporcionar nutrientes y fertilizar la tierra, algo que también podemos lograr con el corcho.
Añadiendo algunos corchos cortados en trozos en la tierra de la planta (tanto en interior como en exterior), podemos alimentarlas mejor, porque al descomponerse sirven como sustrato.
Si todavía no te parecen suficientemente prácticas, también puedes cortar los corchos por la mitad longitudinalmente y colocarlos bajo la base de la planta, entre la maceta y el platillo, con la parte plana hacia abajo. De este modo, se eleva ligeramente la maceta y se evita un exceso de agua, permitiendo que el aire circule alrededor del cepellón.