Las persianas motorizadas son una excelente opción para mejorar la comodidad y también la eficiencia energética en cualquier hogar. Si se tienen persianas manuales, y se está pensando en cambiarlas a unas de motor, hay que tener en cuenta que existe la opción de motorizar las que ya están instaladas. Incluso algunas opciones permiten que se pueda conectar un mando a distancia o conectarlas a algún sistema de domótica para que su uso sea aún más sencillo.

Paso 1: Medir y escoger el motor adecuado

Antes de comenzar con la instalación, hay que medir las dimensiones de las persianas, tanto el largo como el ancho para elegir el mejor motor. Éste ha de ser compatible con el tipo de persiana que se tenga y también tiene que ser capaz de soportar su peso.

Si la persiana es muy grande o pesada, hay que tenerlo en cuenta para poder escoger un motor con la potencia adecuada o incluso, dos motores.

Paso 2: Desmontar las persianas

Para instalar un motor, lo primero que hay que hacer es quitar la persiana del soporte manual. Para ello hay que bajar la persiana completamente y desatornillar el mecanismo de tracción manual, este puede ser una cuerda, una varilla o una manivela. Después se retiran los paneles o las lamas de la persiana.

Esta parte ha de hacerse con cuidado porque las piezas que se retiren, hay que ponerlas de nuevo más tarde.

Paso 3: Instalar el motor

Cuando la persiana está desmontada, ya se puede comenzar a instalar el motor. Dependiendo del tipo de persiana se hará de una manera u otra:

Lo más recomendable siempre es seguir las instrucciones del fabricante del motor, ya que algunas veces la instalación puede variar ligeramente.

Paso 4: Conectar el motor a la fuente de alimentación

Con el motor instalado, el siguiente paso es conectarlo a la corriente eléctrica. Depende del modelo escogido, puede que se necesite enchufar el motor a una toma de corriente cercana o también, conectarlo a un interruptor de pared.

En caso de no tener experiencia en esto, lo más recomendable es llamar a un profesional para evitar cualquier riesgo que pueda suceder.

Paso 5: Colocar el control

Cuando el motor está ya instalado, el siguiente paso es configurar el control para poder mover la persiana. Puede ser un interruptor de pared o también un mando a distancia para tener una comodidad máxima. Algunos motores permiten incluso configuraciones más avanzadas, pudiéndose conectar incluso a una aplicación móvil o a un asistente de voz.

En caso de los mandos a distancia, solo hay que seguir un proceso de sincronización sencillo. Generalmente, solo hay que apretar simultáneamente el botón del motor y el del mando para que se puedan comunicar. Si permite conectarlo a alguna aplicación o asistente por voz, solo hay que seguir las instrucciones del fabricante para conseguirlo.

Paso 6: Comprobar que funciona correctamente

Una vez que está todo instalado, ha llegado la hora de comprobar que todo funciona bien. Para ello se enciende el motor y verifica que la persiana sube y baja de manera fluida. Si se nota que el motor hace mucho ruido o que la persiana sube o baja con dificultad, puede que se necesite ajustar la alineación del motor o los componentes de la persiana.

Hay que comprobar que no haya filtraciones de agua o humedad del exterior. Por otro lado, la acometida eléctrica se puede realizar mediante un cableado en un tubo corrugado que esté oculto en la pared, también mediante rozas o unos paneles de cartón yeso.

El mantenimiento de estas persianas es importante que se haga regularmente, simplemente hay que mantener el motor limpio y libre de polvo. También es recomendable que se revisen tanto los cables como el mecanismo regularmente.

Antes de escoger un modelo de motor, hay que tener en cuenta si se quiere integrar las persianas con algún sistema de domótica como Google Home o Alexa, ya que algunos motores están preparados, pero otros tienen un mecanismo más sencillo y no se pueden conectar.

Por último, lo más recomendable es instalar algún sistema de seguridad que haga que la persiana pueda detenerse en caso de encontrar algún obstáculo, por ejemplo si se tiene niños o mascotas en casa.