En España es relativamente habitual ver coches abandonados en la vía en ciertos barrios. Estos vehículos pueden llegarse a convertir en un problema, a pesar de que en muchos casos se sigue tratando de coches funcionales. Es por eso que resulta completamente lícito plantearse si sería posible adquirir uno de estos vehículos legalmente, como haríamos con un cachorrillo abandonado que busca adopción. La respuesta, por fortuna, es afirmativa, aunque el proceso para acabar realizando el “rescate” es un tanto complejo y está regulado por varias normativas.

Un coche se considera abandonado cuando cumple con una serie de criterios establecidos en el artículo 106 de la Ley de Seguridad Vial. Esto incluye situaciones como estar estacionado en el mismo lugar durante más de un mes sin posibilidad de moverse debido a desperfectos, carecer de matrícula, estar más de 2 meses parado en un reciento privado o haber sido retirado al depósito municipal y no haber sido reclamado por su propietario en más de dos meses.

La ley española permite, bajo ciertas circunstancias, que una persona se quede con un coche abandonado. Una de las figuras legales que lo permite es la usucapión, también conocida como prescripción adquisitiva. Existen dos tipos de usucapión: ordinaria y extraordinaria. La más sencilla de utilizar es la usucapión extraordinaria, que requiere demostrar que has tenido el coche en tu posesión durante al menos seis años de manera continuada. Para esto, es necesario incluir pruebas que lo demuestren, como fotos del coche, facturas de reparaciones, y testimonios que acrediten que se ha estado cuidando del vehículo durante ese tiempo.

Antes de iniciar el proceso de usucapión, es importante verificar que el coche esté dado de baja en los registros oficiales. Esto se puede comprobar en la página de la Dirección General de Tráfico (DGT). Tras ello llega el momento de presentar las pruebas ante un juez, quien determinará si puedes quedarte con el coche legalmente.

Por otro lado estaría el problema del abandono de un coche, que conlleva importantes sanciones. Los propietarios que abandonan sus vehículos pueden enfrentarse a multas de entre 751 y 1,500 euros, que pueden aumentar hasta los 30,000 euros si el abandono afecta al medio ambiente. Además, los propietarios siguen siendo responsables de los impuestos y gastos asociados al coche, como el impuesto de circulación y el coste de la retirada y de la estancia en el propio depósito municipal.

En algunos casos, los vehículos abandonados son retirados por las autoridades y llevados a centros de tratamiento autorizados para su descontaminación y desguace. Las administraciones locales tienen la potestad de reutilizar algunos de estos coches para otros servicios públicos, lo que reduce la posibilidad de que un particular los adquiera sin pasar por un proceso legal adecuado.

Adquirir un coche abandonado no es un proceso sencillo, pero la ley lo contempla mediante figuras como la usucapión. Sin embargo, es importante seguir a rajatabla el procedimiento legal indicado, recopilar pruebas de la posesión continua del vehículo y acudir a la justicia para que se reconozca al nuevo propietario.