¿Cómo lavar los arándanos para comerlos de forma segura?

Los arándanos son uno de los frutos silvestres más demandados y beneficiosos para la salud. Comerlos aporta antioxidantes, vitaminas, fibra y agua, de manera que resultan sumamente nutritivos. Además, hay que añadir que aportan pocas calorías, lo que los convierte en perfectos cuando queremos hacer alguna dieta para bajar de peso. 

Eso sí, conviene tomarlos de la forma más segura posible y, dado que se toman tal y como se recolectan, hay que lavarlos correctamente con el objetivo de evitar ingerir restos de pesticidas, suciedad o cualquier otro agente perjudicial para el organismo.

¿Qué pasos dar en el lavado de los arándanos?

Antes de comenzar, como cada vez que nos disponemos a manipular alimentos, debemos asegurarnos de que las manos estén limpias lavándolas con agua y jabón. Asimismo, conviene limpiar y desinfectar los utensilios cuando los hayamos utilizado, tales como coladores o recipientes. A partir de ahí los pasos para lavar arándanos son los siguientes:

  • Se seleccionan los arándanos dañados y se eliminan. Es decir, todos aquellos que estén en malas condiciones, mohosos o blandos se deben desechar porque pueden ser portadores de bacterias.
  • Se realiza un enjuague inicial. A continuación se colocan los arándanos en un colador grande y se enjuagan bajo un chorro de agua fría corriente. Para que la limpieza sea mejor, hay que mover suavemente el colador con el objetivo de que el agua llegue a todos los arándanos. De este modo se elimina toda la suciedad superficial. Habitualmente es donde nos quedamos antes de comernos estos frutos –y otros muchos–, pero de este modo no los limpiamos bien y si hay algún agente perjudicial puede mantenerse.
  • Solución de vinagre. Por lo tanto, si deseamos realizar una limpieza más profunda, tenemos la opción de mezclar una parte de vinagre blanco con tres partes de agua en un recipiente grande. Después sumergimos los arándanos durante unos 5 minutos y el propio vinagre se encargará de matar bacterias y eliminar residuos de pesticidas.
  • Se enjuagan los arándanos. Obviamente, después de tenerlos en remojo en la solución de vinagre hay que enjuagarlos nuevamente con agua fría corriente para eliminar el sabor que les habrá dejado el vinagre. En este punto hay que explicar que el agua debe estar fría pues el agua caliente puede dañar la textura de los arándanos y hacer que se ablanden.
  • Se secan. El siguiente paso es secarlos al aire, para lo que se pueden extender en papel de cocina o en un paño limpio. Es importante asegurarse de que los arándanos estén completamente secos antes de almacenarlos para evitar el crecimiento de moho.

Almacenamiento de los arándanos limpios

Después de lavar y secar los arándanos que no vayamos a consumir en ese preciso instante, es el momento de almacenarlos de una manera correcta. En este caso siempre hay que guárdalos en un recipiente limpio y seco en el frigorífico. Los arándanos frescos lavados se mantienen en buen estado durante unos 3 a 5 días. 

Asimismo, cuando se vayan a consumir lo más adecuado será darles nuevamente un lavado con agua fría para una rápida eliminación de cualquier elemento que hayan adquirido en la nevera –no tiene por qué–. Además, hay que añadir que lo mejor será comer los arándanos lo antes posible y no dejarlos demasiado tiempo almacenados, ya que cuanto más frescos sean, mejor será su sabor y mayores sus nutrientes.

En cuanto a su consumo, hay múltiples opciones de tomarlos: desde comerlos directamente –muy recomendable–, hasta añadiéndolos a yogures o cremas o incluso en zumo junto a otras frutas. Sea como fuere, su ingesta es recomendable por los múltiples beneficios que aportan a nuestro organismo en forma de vitaminas y antioxidantes.