¿Cómo conservar la comida en la playa para evitar riesgos?
Si quieres pasar todo el día en la playa, lo mejor es llevar algo para comer y mucha agua para beber
Si no conservas la comida de manera adecuada, se corre el riesgo de que se estropee y acabe por sentarnos mal
Siete recetas fáciles y frescas que te puedes llevar a la playa
Con la llegada del buen tiempo cada vez son más frecuentes los planes al aire libre, como pasar el día entero en la playa, sin tener que estar pendientes de horarios o de tener que volver pronto para madrugar al día siguiente. Eso sí, si queremos pasarnos todo el tiempo posible en la arena o bajo la sombrilla, hay que planificar qué vamos a comer y beber para no tener que salir de ahí.
Llevarnos la comida a la playa es una gran idea para ahorrar unos euros y no tener que comprar nada, pero también es un riesgo si no sabemos cómo conservarla, pues las horas al sol y sin refrigeración no suelen ser una ayuda para evitar intoxicaciones. Hay algunos alimentos que no necesitan frío para conservarse, como sucede con la fruta y la verdura fresca, con la comida enlatada o envasada al vacío y con las barritas energéticas o granola, pero si queremos llevar otras cosas, conviene saber la mejor manera de que estén en perfectas condiciones.
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Conserva la comida en la playa sin riesgos
Es tradición pasar el día en la playa con una nevera portátil y lo es por algo, esta es la mejor manera de conseguir que los alimentos se conserven mejor durante más tiempo, incluso aquellos que en principio no necesitarían el frío, también agradecerán la protección frente al sol directo. Una nevera o bolsa térmica es la mejor manera de asegurarnos de que nuestros alimentos se mantienen frescos. Por supuesto, estas neveras o bolsas no producen frío, por lo que tendemos que asegurarnos de llevar en su interior bloques de hielo o gel congelado que proporcionen el frío.
Además de asegurarnos de que le proporcionamos el frío que necesita y que colocamos estos bloques de hielo en la base, es importante evitar estar abriendo y cerrando la nevera constantemente, porque esto hará que el frío se disipe más rápidamente, acortando el tiempo que tenemos de frescor en su interior. Dejarla a la sombra es clave, tanto la nevera en sí misma como la comida, que deberá permanecer expuesta el menor tiempo posible. Incluso cuando hablamos de esos alimentos que pueden no estar refrigerados, consumirlos en un periodo de tiempo razonable siempre será la mejor manera de tomarlos en su mejor momento.
La manera de empaquetar la comida puede ayudarnos a reducir riesgos. Emplear envases herméticos es la mejor opción, porque no solo evitan derrames, también la entrada de arena o de insectos que pudieran contaminar la comida. Separar los alimentos crudos de los preparados a la hora de guardarlos es una buena forma de reducir el riesgo de contaminación cruzada.
Recuerda llevar platos o utensilios limpios, para evitar que se pueda contaminar la comida, y también llevar bebidas que puedan ayudarte a evitar la deshidratación; el agua es la más recomendada y a la que tenemos que recurrir para evitar problemas, porque las bebidas alcohólicas y aquellas que contienen azúcar pueden ser refrescante, pero no son la mejor opción para mantenernos bien hidratados en los días de calor.