El correcto mantenimiento de las plantas y del césped artificial es una de las tareas más importantes a las que se enfrentan quienes deciden instalar este sustituto del césped orgánico en el exterior de su casa. El primero presenta algunas ventajas frente al segundo. Al ser una moqueta sintética, no necesitamos regarla constantemente, y tampoco hay que cortarla. Por descontado, el uso de fertilizantes queda fuera de la ecuación; otra forma más de ahorrar en herramientas, productos y servicios de jardinería a largo plazo.
Con todo, requiere que lo limpiemos y desinfectemos cada cierto tiempo para que siga teniendo ese aspecto que imita tan bien el color y la textura del césped natural.
Quizá el paso más importante, y el que va a permitir que el espacio donde hemos instalado los parches de césped artificial siga siendo agradable a la vista. Peinarlo a contrapelo (en sentido contrario a las fibras) permite que se mantengan erguidas, con ese efecto estético tan característico.
Podemos utilizar el método ‘barato’ (una escoba de cerdas duras como la que usan los barrenderos), o bien optar por una de las múltiples peinadoras de césped del mercado. Incluso la aspiradora de casa puede recoger perfectamente las flores sueltas, las fibras y el polvo acumulado entre las hebras, ya que el césped artificial podría compararse de alguna manera con una alfombra de fibras duras y flexibles. Algunos aspiradores cuentan con un adaptador para el exterior que vuelve a erguir las fibras mientras lo limpiamos. Además, es el método que la mayoría de expertos en jardinería y bricolaje recomiendan y nos evita gastar dinero en aparatos específicos que no suponen ninguna ventaja.
Para hojas más grandes y ramas que no coja la aspiradora, podemos utilizar un soplador, acumularlas todas en una zona y barrerlas de una sola vez.
Si hay niños de por medio, es normal que algún líquido acabe cayendo en el césped artificial. No debemos preocuparnos, ya que la forma de limpiarlo en este caso también es de sentido común. En una regadera, utilizamos 1 litro de agua y una gota de detergente para lavadora, que no genera espuma y hace el proceso mucho más sencillo.
Una vez preparada la mezcla, regamos la zona en la que haya caído el refresco y lo cepillamos con la escoba de cerdas duras para quitar el pringue y que el agua y el jabón penetren bien en las fibras.
Desinfectar el césped es otra de las tareas más importantes a la hora de mantenerlo ‘sano’, especialmente si nos tumbamos en él de vez en cuando. Es muy normal que con el paso del tiempo se acumulen restos biológicos, desde insectos muertos, como las moscas, a orín de perros o gatos.
En el mercado existen multitud de desinfectantes específicos para césped artificial. Además, no resultan demasiado caros, y algunos le dan un olor muy característico y agradable. A la larga, es lo que mejor mantendrá la moqueta sintética que cubre nuestro jardín o patio.
El producto suele venir preparado para la desinfección y no es necesario diluirlo en agua. Después, rociamos la zona de césped que queramos desinfectar, tanto por la parte de las fibras como por el borde de la otra cara. Resta barrerlo y enderezar las hebras, como hacemos normalmente cuando queremos eliminar el polvo y las hojas acumuladas.