¿Cómo lavar tus vaqueros sin agua?
Los vaqueros deben lavarse lo mínimo imprescindible
Si solo queremos eliminar el olor, basta con airearlos bien o ponerlos sobre un radiador caliente
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Existen algunas maneras testadas de lavar los vaqueros sin tener que meterlos por obligación en la lavadora, un proceso con una desventaja evidente para a este tipo específico de pantalón: hay que esperar al menos dos días a que el agua se evapore por completo y podamos volver a utilizarlos. Los vaqueros arreglan cualquier look, son prácticos y muy socorridos, y solemos darles un uso intensivo. Por lo tanto, es bastante habitual que haya días en los que no están listos, y los necesitamos. Cuanto antes, mejor.
Si no queremos pasar por el programa de la lavadora, lo mejor es aplicar la técnica de lavado en ‘seco’, que cada vez utilizan más personas. Este sistema tan simple nos permite dejarlos perfectos sin necesidad de mojarlos demasiado, al no desgastar tanto las fibras y el material. A menos que el vaquero tenga alguna mancha visible que no se pueda eliminar a mano, es sin duda el mejor método. De paso, así evitamos liberar microfibras de denim y mezclilla y contribuimos (en la medida de nuestras posibilidades) a la conservación del planeta. Se calcula que con cada lavado un vaquero normal pierde casi 50.000 microfibras. ¿Adivinas dónde acaban?
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Limpia tus vaqueros en seco con esta técnica
Es importante destacar que estos pantalones, un imprescindible en cualquier armario, nunca fueron diseñados para ser lavados muchas veces en la lavadora. Los expertos lo tienen claro. Cuanto menos desgastemos el tejido con el lavado y el centrifugado, más tiempo nos durarán.
La técnica de lavado en seco es sencilla pero efectiva, y solo requiere un poco de paciencia. Necesitaremos un vaso de agua y un tapón de detergente corriente para lavadoras. Para las pasadas, nos servirá una esponja. Opcionalmente podemos sumergirlos en un barreño con agua y un poco de detergente en polvo durante algunas horas para ablandar la suciedad. Si no están manchados, no será necesario.
Una vez tengamos los materiales, el proceso ha de cumplir dos pasos muy básicos, que no revisten mayor dificultad.
- Primero, les pasamos un cepillo suave para eliminar cualquier resto de polvo que pueda haber quedado acumulado en la superficie y airearlos.
- A continuación, mojamos la esponja, la apretamos para escurrir los restos de líquido y vamos dando pasadas lentas por toda la prenda, con cuidado, poniendo atención en las zonas donde pueda haber más suciedad acumulada. Con una primera pasada no tiene por qué ser suficiente. Lo recomendable es limpiarlos superficialmente una vez, esperar un par de horas, y repetir el proceso para terminar de darles el aspecto que buscamos.
El último paso es importante: sacudirlos bien, estirarlos y colgarlos para que mantengan la forma y no aparezcan arrugas difíciles de eliminar.