¿Cómo detectar si tu móvil ha sido infectado con un 'malware'?

En nuestro día a día es habitual que intercambiemos toda clase de archivos en nuestro teléfono o recibamos mensajes con distintos enlaces, bien sea a través de WhatsApp o por un SMS que no reconocemos y que toma la apariencia de una comunicación oficial. Entidades como la Agencia Tributaria o la Seguridad Social envían comunicaciones continuamente a sus usuarios para informarles de asuntos relacionados con el pago de sus impuestos o sus citas médicas.

Lo más habitual es actuar con un automatismo y pinchar en el link sin pensar demasiado en el origen legítimo (o no) de la fuente. Pero si no tenemos cuidado, nuestro móvil puede quedar infectado por un software malicioso. Ahí empiezan los problemas.

Cómo saber si un móvil está infectado con malware

A primera vista, no parece fácil detectar si nuestro teléfono ha sido atacado por un virus, pero hay trucos que podemos utilizar para rastrear posibles infecciones. Lo más importante es conocer los tipos de malware más habituales. Cada uno afectará de una manera diferente a nuestro móvil y arrojará distintas señales de alerta.

El primero es el adware, o virus de la publicidad. Lo detectaremos porque nuestro móvil empieza a mostrar anuncios no deseados cuando no estamos usando ninguna aplicación, especialmente ventanas emergentes que interfieren en la actividad normal y bloquean el uso.

Otra señal de que nuestro teléfono está infectado con un malware de anuncios son esas aplicaciones que no recordamos haber instalado.

Lo más habitual es que esta publicidad invasiva empeore el rendimiento del teléfono hasta niveles en los que se vuelve muy lento y apenas lo podemos usar (beitAD es un buen ejemplo de cómo un virus puede volver inservible un sistema operativo como Android). El adware puede comerse buena parte de nuestros datos móviles en muy poco tiempo, sobrecarga la CPU o hace aparecer notificaciones extrañas que, una vez más, no nos suenan de nada. Más señales que deben ponernos en alerta.

El segundo tipo de malware, más difícil de detectar, es el troyano. Su funcionamiento es más complejo que un paniaguado adware, ya que se disfraza de un software legítimo, por ejemplo, la actualización del sistema.

Una vez infecta el terminal, puede tomar el control, robar información y activar funciones. Las señales de que lo tenemos instalado suelen ser las mismas que en el adware (notificaciones anómalas, pop-ups, bajo rendimiento), y algunas otras, como un comportamiento errático del teléfono: se reinicia solo, abre aplicaciones sin que intervengamos o realiza modificaciones visibles en la configuración de la bóveda de aplicaciones.

En estos casos, lo mejor es revisar al detalle la lista de aplicaciones instaladas, tanto las que aparecen en la bóveda del teléfono como las aplicaciones que solo aparecen cuando buscamos más a fondo en los ajustes del sistema.

Por último, tenemos el spyware, un tipo de malware que vulnera los permisos y actúa en segundo plano para robar información de los usuarios cuyo teléfono ha infectado. La lista de acciones maliciosas alcanza cotas de película de terror. Dependiendo del virus, puede acceder a nuestros datos personales (mensajes de texto, contactos, correos electrónicos…), monitorear nuestra actividad, registrar las pulsaciones del teclado, hacer captura pantalla ogeolocalizar nuestra posición y nuestros itinerarios. Existen incluso softwares espías avanzados que pueden activar la cámara o el micrófono y grabar nuestras conversaciones o tomar fotos sin que nos enteremos, además de enviar todos nuestros datos a los servidores de los atacantes.

De nuevo, lo detectaremos por un rendimiento extraño del terminal: lentitud exasperante al realizar tareas normales, aplicaciones escondidas en rincones poco visibles del sistema que no recordamos haber instalado, procesos que se inician sin nuestra intervención, una batería que se agota demasiado rápido… toca sospechar e instalar un antivirus de confianza (Virustotal sería un buen ejemplo), o formatear el teléfono para borrar cualquier brecha de seguridad que nos haya pasado inadvertida. 

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