Los amantes del séptimo arte seguro que opinan que no hay mejor plan que poner una película o una serie y disfrutar de ella, tanto solos como acompañados. De hecho, si se ve en buena compañía, la velada puede alargarse un poco más haciendo una tertulia posterior, comentando los mejores momentos o los más emocionantes.
La única manera de convertir este plan en un planazo es que esa experiencia sea al aire libre, aprovechando el fresco de las noches de verano o acompañándolo de la mejor de las mantas si hablamos de los meses en los que el frío es la norma. Un cine al aire libre reúne muchas de las cosas que algunas personas asocian con la felicidad, por lo que no es raro que quieran hacer el suyo propio, algo que no es demasiado complicado.
Si se cuenta con el espacio adecuado, la mayor parte ya está hecho, solo será necesario dejarse llevarse por la creatividad y crear el rincón más confortable posible. También tener en cuenta algunas cuestiones técnicas.
Lo primero que se necesita, como decimos, es el espacio adecuado, una pared despejada frente a un espacio al aire libre que nos haga las funciones de pantalla. No es necesario que sea completamente lisa, porque siempre podemos emplear una sábana para hacer estas funciones y evitar tener que ver la película con irregularidades. Esta misma sábana se puede colocar, sujetándola lo más tensa posible, en cualquier superficie (como un tendedero) si no tenemos una pared libre y sí un amplio jardín. También puede comprarse una pantalla de proyección.
La parte técnica es esencial, porque una película en el portátil o la televisión no se disfruta igual que en pantalla grande y para eso nada mejor que contar con un proyector que nos permita disfrutarla en nuestra pantalla improvisada. Conviene cerciorarnos de que se ve bien y se escucha adecuadamente, porque de otra forma la experiencia será un poco mediocre.
Tenemos la pantalla y el sistema de imagen y sonido, solo queda crear el espacio ideal para poder disfrutar de la película en condiciones. Si queremos que sea un espacio más o menos fijo, igual podemos invertir en tumbonas o pufs confortables. Si no es el caso, una vuelta por casa recopilando mantas y cojines puede ser una buena solución para pasar una noche de cine.
No conviene olvidar que conforme cae la noche se apagan las luces, lo que ayuda a que la película se vea mejor, pero también hace que sea un poco más peligroso moverse por la zona. Incluir algunas lámparas que aporten un poco de luz en caso de necesitarlo será una buena idea, sobre todo si tenemos que ir al baño (algo que podremos hacer sin tener que molestar a toda la fila) o tenemos en mente añadir algún tentempié al plan, porque como estamos en casa, podemos aprovechar para cenar algo o porque no hay experiencia completa de cine si olvidamos las palomitas.
Recuerda que también puede refrescar, por lo que añadir alguna manta fina puede hacer que el momento sea ideal, mágico… como de película.