Con la llegada de la primeva y el aumento de las temperaturas volvemos a ver a las polillas. Un insecto inofensivo hacia la vida de las personas, pero que pueden causar perjuicios en nuestra casa, sobre todo en la ropa o muebles como sillas o sofás. Aunque, ¡ojo! las polillas adultas no son las culpables de los agujeros en nuestro jersey favorito, sino sus larvas. Y es que estas se alimentan de queratina, una proteína producida por los animales, presente en tejidos naturales, como lana, pieles, plumas o seda.
Eliminar las polillas de casa es la única forma de que sus huevos no lleguen a nuestro armario, ya que cada hembra adulta pone más de 100 huevos, que tardan entre cinco y diez días en eclosionar en verano. Le gustan los sitios oscuros, por lo que solemos ver sus alas marrones revolotear por la noche.
Para asegurarte que tu ropa no va a sufrir ningún perjuicio te recomendamos una serie de consejos caseros:
Guarda la ropa con el cambio de armario. Las polillas prefieren prendas sucias, en especial si es durante un período largo de tiempo. Se decantan por lo que no está lavado, ya que contienen restos de sudor, manchas de comida o pelos. Es importante que lavemos la ropa antes de guardarla, también que comprobemos que estén secas. Un truco para asegurarnos que el año que viene seguirán intactas es plancharlas, que aunque puede dar cierta pereza porque no la vamos a usar en mucho tiempo el calor que desprende esta elimina cualquier larva.
Aparte de lavarla, hay que tener en cuenta que la humedad es un sitio perfecto para ellas. Es aconsejable meter la ropa en bolsas de nylon con cierre hermético.
Elimina el polvo de las alfombras y cortinas. Las polillas no distinguen si es una camiseta o una alfombra, por lo que todo lugar donde se acumule polvo, y por lo tanto esté sucio , es un hogar para sus larvas. Se recomienda aspirar bien las alfombras y cortinas de forma habitual.
Mantén a raya tu despensa. Para evitar que sus huevos también pueden alojarse en la cocina es aconsejable conservar los alimentos en envases herméticos.
Repelentes caseros
Los clavos de olor son una gran fórmula. Este sistema las ahuyenta, y podemos colocar un puñado en unas bolsitas e introducirlo en aquellos armarios que creemos conveniente. E incluso hay personas que optan por colgarlas del tendedero para evitar que se posen y pongan sus huevos mientras secamos la ropa.
La piel de los cítricos como la de la naranja o el limón. Para ello se debe secar la peladura e introducirlas igualmente en bolsitas para los armarios. O cortar la piel en forma de espiral y colgarlo en el interior de algún mueble.
Las ramas de laurel. Podemos poner hojas sueltas por los cajones de la cocina, ya que su olor también las espantará y evitaremos una plaga.