¿Cómo ensanchar el zapato para evitar que te apriete?
Por mucho que nos probemos unos zapatos antes de comprarlos, al ponérnoslos todo el día pueden hacernos daño
Además de llevarlo al zapatero, existen otras soluciones a las que recurrir para ensanchar un zapato
Llevar zapatos en casa es simplemente asqueroso
El calzado adecuado puede marcar la diferencia entre un día bueno o uno malo, pocas cosas tan incómodas como tener que llevar todo el día unos zapatos que nos aprietan, un error muy común y que no siempre podemos evitar.
Por mucho que nos probemos unos zapatos antes de comprarlos, hay ocasiones en los que nuestros pies están más hinchados o menos, lo que puede hacer que pensemos que el calzado es perfecto para nosotros y, más adelante, descubramos que no es así.
MÁS
Si es un zapato que nos encanta y solo necesitamos que sea un poco más ancho, siempre podemos probar algunos trucos que pueden ayudarnos a conseguirlo y así no tener que renunciar a un modelo que tiene todo lo que esperábamos.
Trucos para ensanchar un zapato que te aprieta
Una buena manera de ensanchar un zapato que aprieta es emplear un aerosol dilatador, sobre todo si el zapato es de piel. Se puede aplicar en el interior y el exterior de la zona que nos resulta molesto y ponérnoslos para caminar con ellos hasta que se ajuste, o también emplear hormas de madera como las del zapatero. También es recomendable acudir a un profesional, pero si queremos probar algunos trucos antes, hay algunos que pueden resultar muy eficaces.
El primero de los trucos es muy sencillo, solo tendrás que humedecer el zapato rociando un poco de agua tibia (siempre y cuando esto no los estropee), ponerte unos calcetines gruesos, después los zapatos y llevarlos por casa durante un tiempo, hasta que resulten cómodos. De esta forma podrás quitártelos cuando notes que hacen daño y evitar que te hagan heridas.
Aunque pueda sonar un poco extraño, el congelador puede convertirse en nuestro mejor aliado. Solo tendremos que llenar de agua una bolsa de congelados, cerrarla bien y meterla dentro del zapato, que a su vez meteremos dentro de otra bolsa, para evitar que se manche o estropee. Después solo hay que meterlo en el congelador y dejar que, al congelarse, el agua se dilate y, con ella, nuestros zapatos.
Se puede usar uno de los trucos más antiguos, que consiste en humedecer un papel de periódico, arrugarlo y meterlo en el zapato. Espera un día o dos y al quitarlo el zapato quedará un poco mejor ajustado. En otras ocasiones, recomiendan hacer algo similar, pero con patatas, pelando una que tenga el tamaño adecuado para que pueda encajar en la punta, envolverla en papel de seda y colocarla ahí, dejando que los líquidos que suele hagan su efecto y ensanchen el zapato.
Pocas dudas quedan de que lo mejor es comprarse unos zapatos de calidad, que sean seguros para nuestros pies, que sean de nuestro agrado y que nos permitan caminar con comodidad, pero en caso de que ya los hayas comprado y sientas que no se ajustan a la perfección, seguro que alguno de estos trucos resultan de gran ayuda para evitar que un nuevo par de zapatos que acabas de estrenar te hagan daño y arruinen tu día.