Hay situaciones que son complicadas, como todo el proceso posterior al fallecimiento de un ser querido o un familiar cercano, una situación complicada en la que los sentimientos suelen eclipsarlo todo. No obstante, a pesar de lo duras que pueden resultar estas experiencias, saber qué opciones tenemos a la hora de enfrentarnos a ellas pueden hacer que resulte menos doloroso.
En el caso de que el fallecido tuviera contratado un seguro de decesos, es probable que no sea una situación más sencilla emocionalmente, pero sí en el plano administrativo, porque este tipo de seguros pueden ser una gran ayuda para poder lidiar con todo lo que implica el fallecimiento de una persona.
No son pocas las personas que planifican y organizan su futuro pensando en todas las posibilidades posibles, motivo por el que contratan un seguro de decesos. Este tipo de seguros son un tipo de póliza que cubre los gastos derivados del fallecimiento de una persona hasta el límite asegurado. Aunque existen diferentes coberturas, en general, estos seguros cubren los gastos funerarios y coordinan los servicios y las gestiones tras la defunción.
Las coberturas pueden variar en función del seguro contratado, pero en general, los familiares de una persona que tiene un seguro de decesos verán como este les cubre algunos básicos como el servicio de tanatorio, el féretro, las esquelas, el coche fúnebre y el entierro o incineración; también el servicio religioso, si procede, y las flores. Pueden incluir nichos temporales y, en algunos casos, a perpetuidad.
Las pólizas suelen ser personalizadas, por lo que si el asegurado está interesado en algo en concreto, lo mejor es hablar con la aseguradora en el momento de establecer el contrato.
Otra de las coberturas habituales de estos seguros son las gestiones administrativas, algo que suele convertirse en un quebradero de cabeza para los herederos y las personas más cercanas, que tienen que lidiar con el dolor por la pérdida mientras intentan solucionar todo este tipo de asuntos.
Lo más habitual es que el seguro de decesos también se encargue de algunas de estas cuestiones, como la solicitud del certificado de defunción, la baja del libro de familia, la solicitud de la pensión de viudedad, orfandad, jubilación o de invalidez, si es que fuera necesario, las partidas de defunción y de testamento, la baja de la Seguridad Social o las conclusiones sobre el seguro de decesos.
Estas suelen ser las coberturas básicas, pero evidentemente, todo dependerá de acuerdo al que haya llegado el fallecido con la aseguradora en el contrato, que puede incluir extras que incluyan, por ejemplo, el traslado del fallecido desde el lugar de su defunción hasta la localidad del sepelio.
Lo ideal es contratar este tipo de seguros pronto, porque conforme se cumplen años las condiciones son más exigentes, de hecho, en caso de padecer una enfermedad grave, es raro poder contratar un seguro de decesos, aunque si se trata de cualquier otro tipo de enfermedad no tendría por qué haber ningún problema.