Existen muchos tipos de incendios y uno de los más peligrosos es el incendio eléctrico, también es uno de los más comunes en hogares y oficinas, por lo que saber prevenirlo puede ayudarnos a no tener que enfrentarnos a él. Esto hará que vivamos en entornos mucho más seguros.
Este tipo de incendios se genera a causa de la corriente eléctrica y se caracteriza por su rápida propagación, que dificulta su control y extinción. Lo más habitual es que se produzcan a causa de defectos del cableado de la red eléctrica o sobrecargas en el circuito, pero no es el único factor desencadenante.
Pueden producirse a causa de sobrecargas eléctricas, por ejemplo, cuando tenemos demasiados dispositivos conectados al mismo circuito eléctrico. El uso prolongado de equipos electrónicos o la obstrucción de los sistemas de ventilación puede producir un sobrecalentamiento, lo que en ocasiones se convierte en un incendio a causa de un cortocircuito.
Estos también pueden producirse por una instalación defectuosa o una acumulación de polvo en la fuente de energía. El tiempo no es buen consejero y el desgaste puede provocar también problemas, así como los daños en el cableado. Si los cables están desgastados o pelados, pueden provocar incendios al entrar en contacto con materiales inflamables.
Los errores en las instalaciones en ocasiones también pueden salir muy caros, instalaciones caseras hechas de manera un tanto chapucera, conexiones mal ajustadas o uso de conductores inadecuados para la potencia.
Como señalábamos antes, este tipo de incendios tienden a extenderse con facilidad y no son sencillos de controlar, por lo que una buena prevención será la mejor de las herramientas a nuestra disposición para evitar problemas mayores.
Por ejemplo, es esencial al hacer algún arreglo o sustitución solo usar productos certificados, que hayan pasado las pruebas que garanticen su calidad y seguridad. Tampoco es mala idea hacer revisiones periódicas de la instalación eléctrica por parte de profesionales.
Se pueden instalar detectores de incendios, para poder tener el aviso de que algo está sucediendo cuanto antes y así poder actuar más rápidamente, antes de que se extienda. También conviene tener sistemas de seguridad adecuados, como extintores que nos garanticen que tenemos una posible solución al alcance de la mano.
Es importante evitar aumentar los riesgos de manera innecesaria, por lo que lo mejor es no sobrecargar el sistema, poniendo regletas excesivas en las que conectamos demasiados dispositivos. Cualquier cable caliente, toma o enchufe debería ser desconectado, también deberíamos estar pendientes ante zumbidos o crepitares procedentes de los enchufes.
En estos casos lo mejor es ponerse en contacto con un profesional. Una actuación temprana puede marcar una gran diferencia y contar con la opinión de un experto puede ser esencial a la hora de lidiar con un problema que conviene solucionar lo antes posible. Ellos podrán decirnos si existe un riesgo y ponerle solución antes de que se convierta en un problema que ponga en peligro nuestra vida y la de la gente que nos rodea.