Es habitual que nos recomienden consumir productos de temporada, ese es el momento en el que se encuentran en su mejor momento de maduración, lo que hace que su sabor y textura sean las perfectas para consumirlo.
Además, cada vez es más habitual también abogar por los productos de cercanía, algo que abarata costes y además nos ayuda a contribuir a la economía local. No todo el mundo puede acercarse a la huerta y coger las frutas y verduras frescas, pero todos podemos saber un poco más y aprender a reconocer el origen de las frutas y verduras que nos esperan en el supermercado.
Una gran parte de las frutas y verduras que compramos no son de procedencia española, algo que no siempre es conocido por el consumidor. Esto, que no es bueno o malo, es esencial para conocer un poco más de los alimentos que llevamos a casa y que forman parte de nuestros menús diarios.
Aprender de dónde son los alimentos que compramos puede ayudarnos a elegir mejor, confirme a nuestros gustos, a colaborar con el comercio local, pero también a evitar que nos engañen y estemos comprando un producto pensando que es de un lugar y en realidad no sea así. No todos los espárragos son de Navarra, ni todas las naranjas de Valencia, aunque en un primer momento así nos lo parezca.
Algunos alimentos están obligados a indicar su origen en el etiquetado. Este es el caso de los frescos como las frutas y hortalizas, pero también de los huevos, el pescado y la carne. Además, otros que no han sufrido ningún proceso de transformación, como el aceite, el agua o la miel, también tienen que incluir este dato en su etiqueta. Esto, nos recuerdan desde la OCU, también lo encontramos en alimentos procesados como los lácteos, que por normativas nacionales, indican el origen solo si se envasan en España.
En estos casos también conviene tener presente que no es lo mismo que un producto esté envasado en España a que haya sido cultivado aquí.
Así, los vegetales frescos envasados incluirán en la etiqueta el país de procedencia o de origen. Si se vende a granel, como suele ser habitual con frutas y verduras, nos encontramos con un escenario más amplio. Por ejemplo, si están en sus envases originales, allí encontraremos las etiquetas con la información, pero si están colocados de otra manera, la información debería aparecer en carteles visibles a público.
Durante un tiempo se aseguró queso podría conocer el origen de los alimentos mirando el código de barras. Al parecer, si este comenzaba por 84 querría decir que era un producto español, sin embargo, esto no es así. La OCU lo ha desmentido, asegurando que este número solo indica que ha sido la filial española de la organización GS1 quien ha proporcionado el código de barras y que nada tiene que ver con el origen de los alimentos. Nada mejor que leer con atención las etiquetas, porque proporcionan mucha más información de lo que pensamos.