El momento en el que los progenitores dejan que sus hijos tengan su propio teléfono móvil es temido por los padres, de hecho hay una tendencia cada vez mayor a impedir que lo tengan antes de los 16 años. Este dispositivo les abre las puertas al mundo, pero este, además de un lugar mágico, es también un espacio peligroso para el que hay que prepararles.
Por eso resulta tan importante acompañarles en esta experiencia, que sepan dónde están los límites y que es necesario respetarlos, hacer que aprendan a disfrutar de la libertad que supone tener este dispositivo mientras se les protege al máximo para que no se convierta en un riesgo y tampoco en lo único que haya en su vida.
Es clave limitar los contenidos, pero también los tiempos y esto es algo cada vez más evidente, por lo que cada vez hay más maneras de establecer unos límites que no solo son acuerdos con el menor, también son topes que los padres pueden establecer físicamente gracias a los controles parentales.
Una opción muy completa para los usuarios de Android la encuentran en Google Family Link, una aplicación que permite controlar de manera remota el dispositivo de los niños. Se puede monitorizar el tiempo que el niño pasa frente al dispositivo, así como el que dedican a una misma aplicación. Se puede limitar el tiempo que el teléfono está encendido y también bloquear algunas apps, también controlar los contenidos que se puede encontrar en Google Play Store.
Para poder usar esta aplicación es necesario tenerla descargada en ambos dispositivos, en la del padre o madre y en la del hijo. Es necesario configurar primero la de los progenitores, siguiendo los pasos necesarios que la propia aplicación va marcando, después será necesario acudir al dispositivo del pequeño, para poder vincular ambas a la cuenta Family Link.
Una vez activada, permite activar el historial de ubicaciones, para saber dónde está en todo momento el dispositivo, algo ideal no solo para evitar que el niño lo pueda perder, también se puede analizar qué aplicaciones ha estado viendo y cuánto tiempo ha dedicado a cada una. Se pueden establecer tiempos de uso, así como una Hora de dormir, ver qué aplicaciones se han instalado y bloquear las que no se consideren convenientes.
En el caso de los teléfonos iOS, ellos mismos incorporan un sistema de control parental en el software y desde ajustes se puede establecer un periodo de inactividad, para que haga descansos sin pantalla, bloquear contenido web o incluso restringir las búsquedas, para evitar que acceda a un contenido determinado.
Estas son herramientas que pueden hacer el proceso un poco más sencillo para los padres y un poco más seguro para niños y adolescentes, que se encuentran por primera vez con un dispositivo propio. Si prefieres seguir prestándole tu propio dispositivo hasta que tenga uno para él, siempre es buena idea establecer un usuario extra que él pueda usar, con las aplicaciones a las que queremos que tenga acceso.