La carbonilla acumulada en el motor de un vehículo es un problema más común de lo más habitual que puede afectar al rendimiento, el consumo y las emisiones de nuestros vehículos. La explicación de su aparición es de lo más sencillas, y es que con el tiempo, los residuos de la combustión se acumulan en los componentes del motor, afectando así a su funcionamiento y, potencialmente, causando averías costosas de reparar. La buena noticia es que siendo conscientes de ello podemos tomar ciertas medidas que la reducen.
Por ejemplo, la conducción a bajas revoluciones, especialmente en coches diésel, puede aumentar la acumulación de carbonilla. Otros factores determinantes para su aparición incluyen diversos problemas mecánicos como fallos en el filtro de aire, la válvula EGR, el caudalímetro, los inyectores o la bomba de combustible. Los síntomas comunes y habituales de la acumulación de carbonilla incluyen una pérdida de potencia, mayor consumo de combustible, ralentí inestable, humo negro en el tubo de escape y dificultades para arrancar.
Prevenir la formación de carbonilla en el motor es un punto importante si queremos mantener el rendimiento óptimo de nuestro coche y evitar pasar por el taller a realizar costosas reparaciones.
El primer paso es el mantenimiento regular del vehículo. El cambio a tiempo tanto de aceite, como de filtros es fundamental. Estos elementos, si están en buen estado, ayudan a mantener el motor limpio y reducir la acumulación de residuos. También es importante conducir a las revoluciones adecuadas. Como decíamos antes, las bajas revoluciones son en buena medida culpables de la formación de carbonilla, por lo que mantener un régimen de revoluciones adecuado debería estar dentro de nuestros ‘checks’ habituales. En vehículos diesel la cifra a mantener sería en torno a 1.800 y 2.500 revoluciones, y en coches gasolina sería de 2.500 a 3.000 revoluciones por minuto.
También es importante ser conscientes de la temperatura del motor, evitando exigir un alto rendimiento al vehículo cuando aún tiene el motor frío. Es recomendable permitir que el motor alcance su temperatura óptima de funcionamiento, especialmente en días fríos.
Sin embargo, la aparición de la carbonilla es casi inevitable, y muy posiblemente nos veremos en un momento en que habrá que afrontar este problema de la mejor manera posible. La forma más eficaz y segura de eliminar la carbonilla es llevar el vehículo a un taller especializado para realizar una descarbonización del motor. Este proceso, que puede costar entre 40 y 100 euros, se lleva a cabo con una máquina especial y un gas oxihidrógeno, limpiando la cámara de combustión y otras piezas involucradas en el proceso de combustión. Es aconsejable realizar este procedimiento cada 50.000 kilómetros aproximadamente.
También podemos instalar un catalizador O3, que se coloca en la línea de inyección de combustible del depósito y el filtro del motor, reduciendo el humo y el olor de los gases que salen por el tubo de escape, y también ayuda a reducir el consumo de AdBlue del vehículo en cuestión.
Si esas no son nuestras opciones favorita, es bueno saber que existen aditivos especiales para limpiar el sistema de combustible y otros productos químicos para la limpieza del motor, aunque su uso debe ser cuidadoso para evitar daños. Se meten por la parte superior del motor, donde está ubicado el tapón del aceite, y se debe cambiar el aceite al terminar el proceso.
Además de la prevenir en la medida de lo posible la aparición de la carbonilla, el mantenimiento efectivo del motor no debe olvidarse de incluir :