Manchar la ropa es un descuido tan común en nuestra vida cotidiana que ya deberíamos estar acostumbrados a utilizar ciertos trucos para recuperar el buen aspecto de cualquier prenda. Las de sudor y las de aceite son uno de esos incordios con los que a veces tenemos que lidiar cuando nos enfrentamos a una lavadora especialmente complicada. Lo cierto es que son bastante frecuentes, ya sea por una salpicadura de grasa mientras cocinamos, por un descuido durante las comidas, incluso cuando realizamos tareas de mantenimiento en el coche o utilizamos ciertos productos cosméticos.
Este tipo de lamparones son de los que dan miedo, precisamente porque nos parecen mucho más difíciles de sacar que las manchas de vino o tierra. Lo fácil es dejar la prenda apartada para lavarla más adelante, uno de esos errores que compromete el resultado. Cuando hemos decidido que ya es hora de tratar el desastre, nos encontramos con que la mancha está seca y ha impregnado las fibras. Se ha ‘fijado’ en la ropa.
Hoy te explicamos algunos trucos y tips importantes para que aprendas a deshacerte de ellas.
Puesto que no podemos hacer nada con ese manchón que ha aparecido por descuido en un pantalón o una blusa, toca actuar lo más rápido posible. Este punto es clave. Tan pronto como notemos el accidente, hay que intentar eliminar el exceso de aceite con una toalla de papel o un paño absorbente.
Cuanto más fresca esté, más posibilidades reales tenemos de quitarla en el momento, o cuando echemos la prenda en la lavadora.
Nunca debemos frotarla. Lo único que conseguiríamos sería extenderla e impregnar más profundamente las fibras. Lo ideal sería absorberla en parte, sin repartirla por la prenda, un error de principiante que nos obligará a realizar un pre-tratamiento de la tela antes de programar la lavadora.
Siempre hay que realizar pruebas en una pequeña área discreta de la prenda antes de aplicar cualquier tratamiento para asegurarnos de que no haya daños o decoloración.