Todos hemos sufrido en alguna ocasión uno de esos encontronazos con la lavadora o hemos dañado los tejidos al leer incorrectamente las etiquetas de la ropa. Descubrir que nuestra prenda favorita ha encogido es uno de esos momentos de pánico en los que no tenemos la menor idea de cómo enmendar el error. No solo perdemos algo tangible (un pantalón, una blusa o una camisa a la que le tenemos cierto cariño y nos ponemos con frecuencia), sino que, aparentemente, no hay una manera sencilla de devolver la ropa a su tamaño original.
¿Se puede ‘desencoger’ algo que hemos lavado incorrectamente? ¿Qué trucos y procesos de reacondicionamiento podemos seguir para que vuelva a tener el tamaño correcto?
Este es uno de los métodos más comunes para devolver a la vida esa prenda que ha quedado hecha un guiñapo tras un mal lavado.
Llenamos un recipiente con agua tibia y sumergemos la ropa. Hay que dejarla en remojo al menos 30 minutos.
Estiramos suavemente la tela de la prenda en varias direcciones para ir relajando poco a poco las fibras. Esto allanará el terreno para la segunda parte del truco.
Extendemos la prenda sobre una toalla limpia y la enrollamos para ir sacando el exceso de agua.
La estiramos de nuevo poco a poco por partes, cuidando de no romper las fibras.
La magia del bicarbonato y el vinagre
Este método es una reformulación de los pasos anteriores, solo que agregando productos que favorecerán la recuperación de la prenda. De ningún modo nos garantiza que la ropa que ha encogido de más vuelva a su tamaño original, pero puede ayudarnos a recuperar parte del tamaño perdido.
Como en el truco anterior, llena un recipiente lo suficientemente grande como para sumergir la ropa encogida en agua tibia. Asegúrate de que la temperatura del agua no sea demasiado caliente, ya que esto podría dañar las fibras de la tela.
Incorpora al balde dos cucharadas de bicarbonato de sodio, unos 20-25 g.
Coloca la prenda en el recipiente con la solución. Asegúrate de sumergirla completamente.
Déjala en remojo durante al menos 30 minutos. Así permitirás que el bicarbonato de sodio actúe en las fibras de la tela, relajándolas y facilitando el proceso de estiramiento.
Pasado ese tiempo, sácala y escúrrela suavemente para eliminar el exceso de agua. No es necesario enjuagarla en este punto.
Repite el proceso del método anterior, estirando una toalla, colocando la prenda encima y fabricando un rollo.
En un barreño limpio, mezcla una solución de agua tibia y vinagre blanco en partes iguales. El vinagre ayuda a suavizar las fibras y puede contribuir a desencoger la prenda.
Sumerge la prenda estirada en la solución de agua y vinagre. Deja que la prenda repose en esta mezcla durante unos 15-20 minutos.
Después del tiempo de remojo en la solución de vinagre, escurre la ropa y estírala nuevamente en todas las direcciones. Esto ayudará a que las fibras se relajen aún más.
Deja que se seque al aire de manera natural. Evita utilizar calor directo, ya que esto podría contrarrestar los efectos del proceso de desencogimiento.
Tanto el acondicionador de cabello como el suavizante para ropa o el champú para bebé tienen un efecto ablandador parecido al del bicarbonato: destensarán las fibras que han encogido y las prepararán para ser estiradas de nuevo y así devolverle a la ropa encogida el tamaño que buscamos. En el caso de las prendas gruesas, tipo pantalones vaqueros o jerseys, el champú de bebé (1/4 de taza) es especialmente efectivo para destensar las fibras.
El proceso es idéntico: sumergimos la prenda en una solución de agua tibia mezclada con acondicionador de pelo y vinagre durante al menos 30 minutos o varias horas, si preferimos que el efecto sea mayor.
Pasado ese tiempo, retiramos el exceso de agua con la toalla.
Repetimos de nuevo el proceso hasta que la prenda recupere parte de la gracia perdida.