Que tu casa luzca siempre como nueva no es tarea sencilla porque el simple hecho de vivir en ella hace que las cosas se manchen, se desgasten, o se estropeen. Intentar que nuestra casa se vea como el primer día no es tarea sencilla, pero tampoco es un imposible.
Sí que es más complicado en algunos casos, como cuando hay niños pequeños viviendo en ella y estos tienen un gran talento para el dibujo. El papel en ocasiones se queda pequeño y nos son pocos quienes deciden que las paredes pueden ser un lienzo estupendo para dejar salir su creatividad.
No siempre podemos echarles la culpa a ellos, también hay ocasiones en las que los accidentes ocurren y el resultado es el mismo, acabamos con una mancha de rotulador en la pared que no sabemos como quitar… hasta ahora.
Hay padres que se adelantan a todos los posibles escenarios y compran rotuladores pensados para pintar en las paredes solo pensando en que esta es una posibilidad que puede llegar a pasar. No es lo más habitual, además de que se corre el riesgo de que los pequeños se acostumbren a que se puede pintar en las paredes y lo hagan con cualquier cosa. También hay rotuladores borrables, que se quitan con facilidad.
Aprender a eliminar manchas de las paredes puede convertirse en una gran ayuda, sobre todo para evitar que ese detalle de color que ha llegado hasta allí de manera accidental se convierta en una obsesión. Hay muchos aspectos a tener en cuenta, desde el tipo de rotulador, el material con el que está hecha la pared o el tipo de pintura.
Lo primero es ponerse manos a la obra cuanto antes, cuanto menos tiempo pase la mancha en la pared, mejor, pero no conviene ponerse a frotar sin ton ni son, hay que hacerlo de la manera adecuada, por lo que no desesperes, es mejor tomar unos minutos para analizar la situación.
Los clásicos lo son por algo y por eso el agua y el jabón es la mejor opción. Aplicándolo poco a poco y haciendo una fuerza media puedes conseguir muy buenos resultados, aunque no siempre funciona. Si es un rotulador permanente, puede que lo mejor sea emplear alcohol, frotando con un trapo. Esto puede afectar a la pintura, por lo que deberías comprobar antes sus efectos sobre una superficie que no se vea demasiado.
Muchas veces funciona aplicar pasta de dientes y frotar con un cepillo, después solo habrá que aclararlo con un trapo húmedo. Si no es un rotulador permanente, podemos probar con una goma de borrar tinta, una solución sencilla que no suele ser la más efectiva, funciona mejor con manchas de lapicero y rotulador.
Se puede hacer una pasta mezclando agua y bicarbonato y aplicarla sobre la mancha. Dejando actuar mientras frotamos con suavidad, la mancha debería irse y podemos aplicarlo tanto en paredes blancas como en aquellas con color. Como hemos dicho antes, lo mejor es actuar sobre las manchas rápidamente, pero si lleva tiempo, puedes aplicarle calor con un secador para que se derrita y eliminarla mejor.
La clave será la paciencia, no intentes eliminar toda la mancha de golpe, es mejor ir poco a poco y seguramente necesites mucho rato para eliminarla por completo.