La conducción siempre puede traernos imprevistos, tanto cuando vamos circulando como cuando paramos el coche e iniciamos una serie de gestos mecánicos, tan habituales que no reparamos en ellos: apagar el contacto, comprobar que no nos dejamos las luces encendidas para que la batería no se descargue, salir fuera y cerrar las puertas.
Ponte en situación: estás revisando tus bolsillos y te das cuenta de que te has dejado las llaves en el interior del vehículo. Se da la casualidad de que además no cuentas con un juego de repuesto para solucionar el problema. Es una situación anómala, pero lo cierto es que ocurre mucho más a menudo de lo que creemos.
Según datos de RACE, solo en 2022 se realizaron casi 8000 asistencias, una media de 22 servicios diarios para ayudar a personas que, como tú, han cometido ese pequeño fallo y no tienen forma de acceder al interior del vehículo para recuperar las llaves. ¿Qué podemos hacer?
El primer truco consiste en utilizar algo tan sencillo como el cordón de uno de nuestros zapatos. La mala noticia es que solo será útil para un tipo de bloqueo interno: los que se accionan tirando en vertical, es decir, los de pestillo. Antes de intentar este método, asegúrate de que no te has dejado la puerta del maletero abierta y que no puedes entrar dentro del coche por la parte trasera. A veces se tienen estos golpes de suerte.
La clave está en hacer un nudo corredizo en el extremo del cordón, introducirlo en el hueco entre la ventana y la puerta con mucho cuidado. Si has seguido los pasos correctamente, el nudo quedará encajado a la altura del pestillo. Poco a poco, podrás enganchar el pestillo con la abertura que ha dejado el nudo, tirar hacia arriba con ambos extremos del cordón para sacarlo completamente y que el coche se abra.
Busca una pelota de tenis que tengas en casa y ábrele un agujero, aproximadamente del tamaño de la cerradura de tu vehículo. Si es un poco más grande, incluso mejor. Lo importante la pelota quede encajada en la cerradura como una especie de pomo.
A continuación, aprieta poco a poco la pelota para que la abertura vaya creando un vacío. Con suerte, a medida que aumente la presión, la cerradura se abrirá.
Según RACE, casi todos los coches pueden abrirse con una ganzúa improvisada, excepto aquellos que cuenten con sistemas de seguridad más modernos que requieran de otras técnicas. En ese caso, lo mejor es llamar al servicio de asistencia en carretera y poner el vehículo en manos de profesionales.
La percha es uno de esos viejos trucos que conocerán los conductores más experimentados. En este caso, nos será útil si nuestro coche cuenta con un sistema de bloqueo horizontal.
Como en los otros métodos, hace falta un poco de paciencia para conseguir ese ‘click’ del mecanismo, así que nada de impacientarse o ceder a la tentación de romper el cristal con algún objeto contundente para ahorrar tiempo. Eso solo hará que el despiste nos salga por un ojo de la cara. Debemos primero doblar el metal o el plástico de la percha con unos alicates para darle la forma de un gancho alargado.
A continuación, la encajamos entre la ventana y la puerta e intentamos acceder con la punta del gancho al sistema de apertura. Cuando lo hayamos logrado, solo hará falta tirar o empujar para que se el coche se abra.