En muchos hogares es tradición comprar un jamón de calidad para Navidad. Esta delicia, típica de la gastronomía española, supone un gran éxito en casi cualquier velada y en estas fiestas no es una excepción, pero hay que saber conservarlo para evitar que se estropee, se quede seco o incluso comience a saber un poco rancio.
En cualquier caso, una vez abierto, los expertos recomiendan consumirlo en el plazo de un mes para que siempre esté en su mejor momento, algo que no siempre es posible, por lo que una solución es cortarlo, tanto en casa como en un lugar especializado, y conservarlo envasado al vacío, lo que amplía el tiempo de consumo a unos cuatro meses conservado en nevera.
En general, las patas de jamón que compramos ya están en el momento ideal para su consumo, aunque si lo hemos comprado con un poco de tiempo en previsión de estas fiestas, su conservación es también importante. Es buena idea conservarlo colgado y con un recipiente debajo por si gotea, por lo que es esencial sacarlo de la caja o el envase de plástico, dejando solo la malla de algodón para que pueda respirar, pero se mantenga protegido.
Si sabes que el jamón ha llegado para quedarse un tiempo en casa, lo mejor es colocarlo en el jamonero con la pezuña del revés, de este modo la parte más jugosa queda debajo, comenzando por la babilla, y no se secará con el paso del tiempo. Es también importante conservarla en un lugar seco, fresco y alejado de la luz.
No debe estar guardado en el frigorífico y es mejor evitar cambios bruscos de temperatura, además, si no podemos taparlo con la malla, es recomendable usar un paño de algodón seco para cubrirlo. Evitará que se seque, pero también que quedo expuesto a cualquier elemento que pueda afectarle en el día a día.
Los expertos recomiendan guardar las primeras capas de los primeros cortes, las que contienen más grasa (de la blanca y no de la amarillenta porque lo puede enranciar), esa grasa se empleará para cubrir la superficie de corte una vez que hayamos terminado de colocar la ración que nos interesa en el plato. Se cubre la superficie con la grasa para crear una película protectora que proteja sus propiedades. Después se cubre con el paño seco.
Si por algún motivo nos sobrara jamón ya cortado y fuera necesario conservarlo, lo mejor es que esté envuelto en film transparente y lo dejemos en la nevera. Antes de su consumo, conviene sacarlo con un poco de tiempo y de este modo se atempera y ‘suda’, haciendo que esté de nuevo en su punto antes de llevarlo a la mesa.
Para quienes compran el jamón ya cortado y envasado al vacío es mucho más sencillo que puedan conservarlo sin complicaciones, solo tendrán que guardarlo en la nevera. Ojo, en este caso también es recomendable sacarlo un rato antes de consumirlo, para que esté en su punto al sacarlo del envase y comerlo.