De todas las tareas del hogar y rutinas del día a día, planchar es una de las que más detractores tiene. Es cierto que hay gente a la que le relaja dedicar tiempo a dejar su ropa como recién sacada de la tintorería, pero la mayor parte de las veces roza lo tedioso y lo hacemos a disgusto. Suele requerirnos además un tiempo que no tenemos, o vamos con cierta prisa y la idea de quitarle las arrugas a una camisa o unos pantalones se hace muy cuesta arriba.
Ante esta perspectiva, mucha gente elige entre dos opciones: o afirma orgullosa que no le gusta planchar y convierte en costumbre lo de llevar la ropa tal y como salió de la lavadora, con sus marcas y su aspecto más desenfadado, o utiliza distintos trucos para que sus prendas queden presentables sin necesidad de sacar la tabla, la plancha y el medidor con agua del armario.
TikTok es ese templo de trucos que a veces nos ofrece soluciones creativas y rápidas a problemas como este. El de esta abuela norteamericana es especialmente útil. Solo hay que introducir la ropa que queramos dejar como planchada en la secadora, añadir seis o siete cubitos de hielo y programar 15 minutos de secado. Al sacarla, quedará perfecta.
Este es uno de los clásicos hacks de quienes odian la plancha por la plancha, y además podemos ejecutarlo mientras nos estamos arreglando para salir o queremos asearnos. Basta con colocar la ropa que no queremos planchar en perchas y colgarlas en un lugar del baño en el que le dé directamente el vapor de agua. Dentro de la cabina de la ducha suele ser el mejor rincón, aunque hay que tener cuidado con no regar con el chorro de la alcachofa por accidente la ropa que hemos colgado.
El truco funcionará de forma similar si ponemos a calentar una cafetera solo con agua. Cuando empiece a soltar vapor de agua, la colocamos en una superficie estable y, justo encima, colgamos la prenda que queramos alisar rápidamente. También podemos manipular la cafetera con cuidado y aplicar el vapor de agua que suelta en zonas específicas de la prenda. De lo más medieval este hack, pero si nos saca del apuro, bienvenido sea.
Un auténtico clásico de los viajes en los que no contamos con plancha, que son la mayoría. Primero, con un rociador, pulverizamos agua sobre la prenda sin empaparla. Una vez la tela está húmeda, en ese punto en el que si pasan diez minutos se habrá secado, nos valemos del secador de pelo para ir aplicando el flujo de aire caliente poco a poco en la prenda que queramos dejar con aspecto de planchada.
Otra variación: con la ropa levemente húmeda, tras rociarla con agua, pasamos suavemente la plancha de pelo al mínimo por toda la superficie de la prenda.
En un recipiente, mezclamos agua destilada (3/4 de la capacidad del rociador), vinagre de limpieza y acondicionador de pelo. A continuación, rociamos la prenda nada más sacarla de la lavadora. Alisamos con la mano siguiendo el diseño (una camiseta, de arriba hacia abajo, y viceversa).
Este truco ayuda a distender las fibras de tela, haciendo que sea más fácil conseguir ese efecto planchado sin tener que sacar los trastos de la plancha del armario. Sirve muy bien para camisas o prendas de lino.
Si no tenemos plancha porque somos de esos a los que no les gusta quitar arrugas, podemos usar utensilios de casa como las ollas de base ancha. Basta con que calentemos agua en una y la retiremos cuando hierba. El metal caliente de la olla puede hacer las veces de plancha si la pasamos por la ropa que queremos dejar perfecta, como una camisa o un pantalón corriente que no requiera de métodos más avanzados.