La llegada del otoño puede ser percibida por el cambio de color en el follaje: las hojas comienzan a caer y árboles, arbustos y herbáceas viran hacia los colores cálidos como el amarillo, ocre, naranja y rojo. El inicio de esta estación lleva intrínseca una importante tarea: preparar el jardín antes de la parada vegetativa del invierno.
El momento propicio para preparar el jardín para el otoño es el mes de octubre. No es obligatorio realizar todas las tareas a la vez: con planificar un cuadrante de trabajo, acorde al descenso de las temperaturas, es posible tener el jardín de casa listo en unos pocos fines de semana.
Plantar en otoño es una buena manera de rediseñar el jardín y sumar nuevos árboles o arbustos a nuestro espacio. Quita las plantas dañadas o deshidratadas por el calor del verano y decántate por especies más fuertes. Opta por aquellas que sobrevivirán al frío. Comienza a plantar al inicio de la temporada para que cada flor o arbusto pueda acostumbrarse a su lugar y echar raíces antes del invierno. Añade palos como guía al lado de las plantas más débiles, así podrán resistir a los vientos arremolinados del invierno.
Sembrar en otoño es una buena decisión para muchas especies y es que las temperaturas templadas son ideales para pasar el día bajo el sol. La tierra recién llovida es moneda corriente en esta época y facilita la tarea de remover el suelo para resembrar.
El abono líquido es el más práctico para las macetas y las jardineras. Basta con añadir un tapón al agua de riego cada quince días. El jardín en otoño se puede nutrir con abono de liberación lenta, muy cómodo para superficies extensas. Eso sí, es importante no abusar para no quemar las raíces.
Es muy importante recoger y limpiar de las hojas que se vayan quedando en el suelo por su caída natural de las variedades caducifolias del jardín o de jardines vecinos. De esta forma, a través de su rastrillado periódico, evitarás la generación excesiva de materia en descomposición y la posible proliferación de plagas y malas hierbas.
El final del otoño es el mejor momento para podar los árboles y arbustos, ya que están comenzado el período de letargo. La poda pues sirve tanto para dar forma, como para evitar el crecimiento excesivo y eliminar ramas muertas.
Las especies de hoja perenne, por lo general, están adaptadas al frío de forma natural y no necesitan protección. Sin embargo, cuando la temperatura diurna permanece por debajo del cero, puede resultar conveniente envolver ciertas plantas con malla de horticultura. El abrigo debe ser de material ligero y poroso, que permita respirar a la planta y no acumule moho. La cobertura se quita, cuando las heladas resultan menos severas. Las especies de hoja caduca resisten el frío mediante la caída de la hoja, mientras que otras plantas pierden la sección que queda al aire y el suelo protege las raíces, hasta el rebrote de primavera.
En zonas propensas a las heladas, hay que cortar el suministro del agua de los grifos y el sistema de riego, y purgar las mangueras y conducciones para que el agua congelada no las agriete. En los meses fríos llegan las lluvias y, junto a una menor capacidad de evaporación del agua, las necesidades de riego del jardín se minimizan. Si el jardín dispone de riego automático, hay que reprogramarlo para no anegar el terreno: el encharcado fomenta la proliferación de hongos e impide la oxigenación del suelo y que respiren las raíces.
El otoño es una época en la que los hongos, caracoles y otras plagas pueden dañar las plantas. Observa si las hojas presentan un aspecto pegajoso o retorcido, ya que puede ser un indicio de que hay pulgones o moscas blancas. Los hongos aprovechan la humedad y la falta de luz para proliferar. Revisa tu jardín y toma las medidas necesarias al menor síntoma de enfermedad.
La primera escarificación del año se debe realizar durante la primavera. Sin embargo, es probable que sea necesario llevar adelante una segunda escarificación en otoño. Este procedimiento consiste en realizar cortes de unos tres centímetros sobre el césped para eliminar la hierba seca y la suciedad. En jardines pequeños, puede usarse un rastrillo. En superficies extensas, se aconseja comprar una máquina escarificadora para acelerar y simplificar el proceso.
El otoño es una época idónea para plantar bulbos y leguminosas. Con los árboles de hoja caduca, en cambio, conviene esperar a la parada vegetativa del invierno para manipularlos sin arriesgar su viabilidad.
Preparar el jardín para el frío incluye el esquejado o estaquillado de las plantas preferidas. El otoño permite hacer esquejes con mayores posibilidades de prosperar, porque los tejidos no pierden tanta humedad, como en la estación cálida, y a la vez disponen de tiempo para arraigar.