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Ya estamos sumidos de nuevo en la rutina y en un día a día repleto de actividades. Si al estrés laboral y familiar le sumamos el cambio de tiempo que suele acompañar al otoño, se hace evidente que debemos reforzar nuestro organismo con una buena dieta.
Hoy en día se puede consumir prácticamente cualquier fruta o verdura durante todo el año. Aunque es un avance increíble en lo que a la agricultura se refiere, sigue siendo recomendable consumir los productos por temporadas. De esta forma se aprovechan todos los nutrientes que nos proporcionan la energía suficiente como para afrontar todos los cambios a los que nos enfrentamos en otoño.
Como productos de temporada, sin duda, tenemos que hablar de castañas, calabazas o setas. Todos estos alimentos, junto con frutas como la granada, la manzana, las naranjas o las uvas y verduras como la berenjena o las espinacas son manjares naturales que hay que aprovechar durante estos meses.
Por todos es sabido que la época dorada de las setas es el otoño. Estos hongos benefician a la dieta, ya que tienen muy pocas calorías; además, equilibran el azúcar en sangre gracias a su alto contenido en fibra. También son antioxidantes por sus altos niveles en Vitamina C, y ayudan a la anemia, ya que son una muy buena fuente de hierro.
Las castañas son uno de los productos estrella del otoño y el invierno. Algunos de sus beneficios son: bajas en calorías y ricas en fibra y vitamina B, por lo que producen mejoras en el sistema nervioso y ayudan a que la piel esté más suave. Además, contienen una alta cantidad de hierro, lo que favorece a controlar la anemia. Al igual que el resto de los productos de su familia, las castañas son ricas en ácidos grasos Omega 3, por lo que comerlas, siempre con moderación, es interesante a nivel energético y nutritivo. Otros frutos secos con las mismas cualidades son las avellanas, nueces y almendras.
El aguacate contiene elevados índices de potasio, que ayudan a reducir la presión arterial. Además, es muy bueno para el corazón, ya que tiene ácido oleico, el cual ayuda a aumentar el colesterol bueno y reducir el malo. Y, por último, es bajo en colesterol y rico en fibra.
Esta hortaliza es más dulce que la mayoría, pero no se debe considerar que sea un alimento rico en azúcar. La calabaza es estupenda para aquellas personas un tanto reacias a las verduras de hoja verde.
La berenjena aguanta mejor el calor y se cultiva en verano, aunque se recoge y consume durante el otoño. Aporta pocas calorías, es rica en fitonutrientes, minerales y vitaminas. Para evitar que se eche a perder, se debe tomar rápidamente tras su recolección y mantenerse en frío, con el fin de evitar las manchas o que se vuelva amarga.
Prácticamente recién cogidas, del árbol a la mesa, es el mejor momento para disfrutar de ellas tanto para zumo como en mesa. Además, estos cítricos te ayudarán a prevenir los resfriados que tanto acechan en esta época del año.
También encuentran en el otoño su época de máximo apogeo las manzanas, peras, ciruelas y membrillos. Las primeras tienen poder saciante, por lo que son perfectas para hacer dieta; las segundas son muy ricas en agua; las terceras nos dan una ración extra de potasio; y los últimos nos aportan la cantidad necesaria fibra. Otras frutas típicas del otoño son la uva, la granada, el caqui o los higos. En todas ellas destaca su aporte energético y su alto contenido en vitamina C.
Es una gran fuente de vitamina C, antioxidantes y minerales. Hay quien le tiene miedo por ser una verdura un poco indigesta, pero solucionar este problema es sencillo: escaldarlo antes de cocinar y hacer una cocción corta para que no pierda sus nutrientes. Lo mismo ocurre con la col, otra de las protagonistas de las recetas del otoño, y con otros miembros de su familia como las coles de Bruselas o la coliflor. Espinacas, acelgas, pimientos, berenjenas y boniatos son garantía de color y sabor en tus fogones en esta estación.