¿Cómo actuar si se te desencaja la mandíbula?
Si se desencaja la mandíbula se ha de acudir al médico para recolocarla y tratarla
Cuando la lesión se vuelve crónica y/o recurrente, se puede llegar realizar un tratamiento quirúrgico
Los alimentos que hay que evitar si se sufre un dolor de mandíbula
Es posible que sepas lo que es, o incluso hayas sufrido, una mandíbula desencajada. Se trata de la dislocación de la articulación temporomandibular, y ocurre cuando la parte inferior de la mandíbula se sale de su posición natural, llegando a impedir el cierre de la boca. Normalmente se cura bien, pero puede dar pie a problemas futuros, y se ha de acudir al médico para recolocarla y tratarla como es debido, o podría mantenerse el dolor y otros problemas.
Los síntomas son claros, y comienzan con dolor en la articulación que empeora cuando mueves la mandíbula, continúan con cambios en la mordida e incluso pueden aparecer problemas al hablar o al tratar de cerrar la boca. Podemos sentir que la mandíbula no se mueve bien, o que sobresale de la línea de perfil normal de nuestra cara. Como consecuencia de esto puede inflamarse, sentirse rígida y/o dolorida.
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Causas para que se desencaje la mandíbula
La mandíbula dislocada es normalmente el resultado de una lesión traumática, como puede ser el caso de una caída, un golpe haciendo deporte o un accidente de circulación. También es posible que ocurra por abrir la boca demasiado en circunstancias que así lo requieren, como bostezando, en el dentista, etc. Además también es posible que se desencaje la mandíbula si existe una hiperlaxitud previa o si las fibras de la articulación han sufrido un gran desgaste. En todos los casos el procedimiento a seguir comienza con acudir a la consulta médica para que recoloque la mandíbula y marque el tratamiento a seguir.
Cómo tratar una mandíbula desencajada
La premisa principal que debemos tener en mente es que necesitamos la ayuda de un profesional para hacer que la articulación vuelva a su sitio. Si lo hacemos nosotros, corremos el riesgo de no hacerlo bien y que la lesión no cure bien, produciendo posibles secuelas a corto, medio o largo plazo. El facultativo evaluará nuestra lesión mediante una inspección manual facial, pudiendo también solicitar una radiografía para ver la articulación y el alcance de la lesión con mayor detalle.
El médico u odontólogo al que acudamos realizará una maniobra de reducción manual de nuestra mandíbula desencajada, recolocándola en su posición original. Nuestra aventura mandibular no habrá acabado todavía, ya que es posible que sea necesario tratamiento posterior, bien sea un vendaje de fijación o un aparato ortopédico para evitar el movimiento de la mandíbula, como la administración de medicamentos antiinflamatorios. Además, durante este periodo de tratamiento existe la posibilidad de que tengamos que limitar nuestra alimentación a alimentos blandos. Posteriormente, en función de la gravedad de la lesión, también es posible que debamos seguir un proceso de rehabilitación, con el objetivo de recuperar la movilidad y funcionalidad total de la mandíbula durante las semanas posteriores al tratamiento inicial.
Cuándo es necesaria cirugía
En los casos más graves, sobre todo cuando la lesión se vuelve crónica y/o recurrente, se puede llegar a valorar por parte del médico la posibilidad de realizar un tratamiento quirúrgico o infiltraciones de toxina botulínica. Es posible que en estos casos los pacientes hayan recibido la prescripción de miorrelajantes musculares para prevenir que vuelva a aparecer esta dolorosa y molesta lesión.
Como recomendación final, si somos parte del grupo que ha sufrido de una mandíbula desencajada en el pasado, hay algo que puedes hacer para prevenir que te vuelva a pasar, y es terriblemente simple: no bosteces demasiado fuerte. El truco para esto es tratar de mantener nuestra lengua pegada al paladar, lo que evitará que abramos demasiado la boca, dejándola parcialmente cerrada, al emitir un bostezo.