Internet ofrece muchas oportunidades de aprendizaje y diversión para los niños y adolescentes, pero también conlleva riesgos como el ‘grooming’, una forma de ciberacoso que consiste en que un adulto se hace pasar por un amigo o un enamorado para obtener imágenes o encuentros sexuales con el menor. Este fenómeno es cada vez más frecuente y tiene consecuencias graves para las víctimas, por lo que es necesario conocer cómo actúan los depredadores y cómo proteger a los menores de esta violencia.
El ‘grooming’ se basa en la manipulación y el engaño. El adulto se acerca al menor por redes sociales o por Internet, y le hace creer que tiene una relación de confianza o de amor. Así, le pide fotos o vídeos íntimos, o le propone quedar en persona. En algunos casos, el acosador puede chantajear al menor con difundir el material obtenido o hacerle daño si no accede a sus demandas.
Los datos sobre el ‘grooming’ son alarmantes. Según un estudio de la Universidad Internacional de La Rioja de 2022, casi el 25 por ciento de los menores españoles sufrió acoso sexual por Internet, y en solo 13 meses se registró un aumento del 10 por ciento de las víctimas. Además, la edad a la que los niños acceden a la tecnología es cada vez más temprana. Según una encuesta de la empresa de ciberseguridad Kaspersky de 2021, el 61 por ciento de los menores recibe su primer dispositivo entre los 8 y 12 años. También, el 98 por ciento de los menores españoles usa Internet habitualmente entre los 10 y 15 años, según el Observatorio Nacional de Tecnología y Sociedad.
Ante la actual circunstancia, el proyecto Consent, impulsado por la Comisión Europea a través de su programa Ciudadanos, Igualdad, Derechos y Valores (CERV), ha surgido como una iniciativa en colaboración con diversas asociaciones y empresas, incluyendo a Kaspersky. El propósito de Consent radica en fomentar modelos de género saludables entre los jóvenes y prevenir los efectos nocivos de Internet en términos de hipersexualización temprana, así como combatir la violencia de género y el acoso cibernético.
En este contexto, Kaspersky ha enfatizado la necesidad esencial de que tanto los padres como los educadores, así como la sociedad en su conjunto, estén debidamente informados y tomen medidas para evitar el "grooming" y otras formas de acoso digital dirigido a menores.
En este sentido, la empresa de ciberseguridad destaca la importancia "fundamental" de educar sobre el uso responsable de Internet, instruyendo a los jóvenes acerca de los riesgos y las prácticas seguras en línea.
En otras palabras, los padres y educadores tienen la tarea de transmitir la relevancia de no compartir información personal y de no aceptar solicitudes de amistad de individuos desconocidos en las plataformas de redes sociales. Asimismo, es crucial que los menores comprendan que deben acudir a un adulto si se sienten incómodos o reciben amenazas.
Con el fin de facilitar este proceso educativo, Kaspersky ha implementado el programa "Familia Segura", a través del cual lleva a las escuelas españolas la obra de teatro titulada "Kasper, Sky y el oso verde". Dicha obra aborda conceptos relacionados con la privacidad, las contraseñas y el acoso cibernético. Según la información proporcionada por la empresa, esta obra ya ha sido representada en 106 centros educativos.
Por otro lado, Kaspersky también recomienda que los padres y educadores supervisen las actividades en línea de los menores. Esto permitirá la detección temprana de conductas inapropiadas y, por ende, la adopción de medidas inmediatas en situaciones de riesgo.
Asimismo, los educadores pueden restringir el acceso de los menores a aplicaciones que posibiliten el contacto con personas desconocidas. De acuerdo con Kaspersky, "fomentar el uso de herramientas de mensajería y redes sociales diseñadas para un público joven puede ser una opción más segura".
Otra opción es utilizar soluciones de ciberseguridad que permitan proteger a los menores de contenido peligroso o limitar la cantidad de tiempo que pasan con sus dispositivos.
Finalmente, Kaspersky también ha subrayado la importancia de comunicar "cualquier actividad sospechosa" a las autoridades correspondientes como la Policía. Cuánto más rápido se dé aviso a las autoridades "más rápido se puede actuar para evitar que el agresor continúe causando más daño".