Los delincuentes nunca cejan en su afán por encontrar nuevas formas de llevar a cabo sus fechorías y muchas de ellas están relacionadas con las nuevas tecnologías. Términos como phishing o smishing cada vez son más conocidos, especialmente cuando se llevan a cabo estafas que se hacen pasar por tu banco.
Sabedores del interés que la mayoría de las personas tienen por el buen estado de sus finanzas, no es de extrañar que los criminales lo aprovechen para sembrar el pánico. Por ello, lo más habitual es que intenten engañar a la víctima presentando una situación que puede poner en peligro sus ahorros. El objetivo no es otro que conseguir una rápida intervención de esta para solucionarlo. Y claro está, esa intervención significa abrir la puerta al estafador.
Una de las estafas que ganaron terreno el pasado año fue la suplantación telefónica. La Policía Nacional alertó a los ciudadanos acerca de un timo consistente en “que los delincuentes te llaman haciendo que en la pantalla de tu móvil aparezca el nombre de tu entidad bancaria. ¡Suplantan la identidad de tu banco!”.
El hecho de que parezca una llamada legítima provocará la duda en el usuario incluso cuando el interlocutor le solicite una acción que el banco nunca pediría vía telefónica. Por esa razón, hay que desconfiar de este tipo de comunicaciones y no acceder a realizar operaciones extrañas sin antes comprobar que se trata de una llamada real por parte de la entidad bancaria.
Otra de las opciones que los delincuentes emplean para engañar al usuario es el envío de mensajes de texto o SMS. Quien más y quien menos ha recibido en algún momento una comunicación mediante esta vía… y la mayoría de ellas son fraudulentas.
Estos mensajes suelen incluir una dirección web a la que se debe acceder para arreglar el problema o realizar la acción de la que se habla en el texto. De ese modo, la inmediatez del mensaje, el miedo a perder dinero o una excelente oportunidad financiera, o un simple descuido llevarán a que el receptor pulse en el enlace que le llevará a una web fraudulenta.
En este sentido, hay que recordar que los bancos nunca solicitan datos sensibles ni usan códigos QR a través de mensajes de texto. Por lo tanto, cuando se recibe una notificación sospechosa, lo mejor será ponerse en contacto con la entidad o entrar en la aplicación, donde suele estar replicada cualquier información que esta quiera ofrecer a sus clientes.
Finalmente, una de las estafas más utilizadas por los ciberdelincuentes es el phishing. Consiste en el envío de correos electrónicos maliciosos en los que se solicita al receptor que entre en alguna dirección web fraudulenta. Los peligros en este caso son muchos.
Por una parte, el usuario puede facilitar sin que se dé cuenta desde contraseñas hasta el número de la tarjeta de crédito. Y por otra, los delincuentes pueden incluso hacerse con el control del equipo y los activos que contiene, de tal manera que solicite un rescate por los mismos.
Para evitar estas estafas, vengan por el canal que vengan, los usuarios deben poner atención en el tipo de mensajes que reciben y en las solicitudes que estos contienen. En el momento en el que desconfíen, lo mejor será no hacer nada y ponerse en contacto directamente con la entidad bancaria. Asimismo, nunca hay que dejarse llevar por el pánico, puesto que es la principal herramienta que emplean los delincuentes.