Si tus platos, vasos o cubiertos no salen del lavavajillas tan limpios y brillantes como te gustaría, no siempre es necesario comprar un electrodoméstico nuevo. Puede que hayas introducido un menaje que no se puede lavar en el lavavajillas y hay que hacerlo a mano, que estés empleando un programa inadecuado o que no estés usando un buen jabón. Por cierto, que alguno de estos productos químicos tienen un efecto tóxico en el tracto intestinal.
Vaya por delante decir que, como cualquier otro aparato, requiere de una cierta periodicidad en cuanto a la limpieza para su correcto mantenimiento. Por otra parte, es importante conocer lo que nos cuesta su encendido. De hecho, resulta conveniente desenchufar algunos cuando nos vamos a ausentar del domicilio durante unos días, por ejemplo, en vacaciones.
Pasos para conseguir el mejor rendimiento del lavavajillas
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ha elaborado una lista de consejos a la hora de utilizar el lavavajillas que, si los pones en práctica, verás cómo mejoran los resultados.
No hace falta que enjuagues la vajilla antes de meterla en el lavavajillas, pero sí que elimines todos los restos de comida con una espátula, un cubierto o una servilleta de papel que hayas usado.
Sé cuidadoso al colocar la vajilla en el interior del electrodoméstico: fíjate en que pueda circular el agua entre los objetos que pongas.
Debes colocar los platos y las tapas lo más vertical posible y bien separados unos de otros. Intenta que no se toquen entre sí para que no se acumulen restos y agua en su interior tras el lavado.
Los vasos y las cazuelas, mejor boca abajo.
La cubertería se debe poner en el cesto, a poder ser con el mango hacia abajo. Si en vez de cesto tu lavavajillas tiene bandeja portacubiertos, colócalos con cuidado para que queden de lado.
Los utensilios de plástico como los táper, procura ponerlos en la bandeja superior que está más alejada de la resistencia y, por lo tanto, correrán menos riesgo de deformarse. Ponlos de manera que estén estables y no se vuelquen con la fuerza del agua.
La vajilla más sucia deberá ir abajo, ya que el chorro del agua que le llegará será más potente.
Tu lavavajillas tiene unas aspas que giran y por donde sale el chorro de agua. Comprueba, antes de ponerlo en marcha, que las aspas giran sin que choquen con nada.
Espera 30 minutos antes de abrir el lavavajillas para que termine de secarse la vajilla con el calor y no queden cercos. Algunos modelos tienen un sistema automático de apertura de la puerta.
Usa siempre la dosis correcta de detergente. La opción recomendada por el fabricante suele ser la mejor opción.Una cantidad insuficiente no conseguirá eliminar por completo la suciedad de la vajilla, mientras que una cantidad excesiva no aumenta la eficacia de lavado y será un gasto inútil de producto y un aporte de sustancias químicas innecesarias al medio ambiente.
Si quieres que tu vajilla brille, será mejor que añadas abrillantador aunque el detergente que hayas usado sea un 'todo en uno'. Normalmente, vienen con una cantidad insuficiente para ofrecer dichos resultados.
Elige el programa de lavado adecuado y, cuando acabe, espera una media hora antes de abrir el lavavajillas para que no se formen manchas o cercos en las piezas de cristal.
Además de estos consejos, saca y limpia el filtro una vez por semana y aclara regularmente el dosificador de detergente. Repítelo siempre que la vajilla esté muy sucia puesto que la acumulación de residuos genera problemas de lavado y un gasto superfluo de energía.
También es conveniente, un par de veces al año, quitar las aspas para fregar las ranuras. No es nada complicado, tan solo hay que desenroscar o tirar de ellas con facilidad. Cada lavavajillas tiene su método, recogido en el libro de instrucciones.