Las pantallas han sido el ocio de los más pequeños esta primavera, cuando estaban confinados por la crisis del coronavirus. Alejandra y Pablo, de 10 y 8 años, pasaban conectados entre “tres o cuatro horas a lo largo de día”. Así lo asegura su madre Eva Pastor.
Para desconectar los psicólogos recomiendan movimiento y aire libre. "El mejor juguete para los niños y adolescentes es que los padres, que los adultos de referencia jueguen con ellos", explica la psicóloga Silvia Álava.
Detrás de las pantallas también han pasado la mitad del curso escolar. Tablets y ordenadores les servían “para ver dónde tengo los ejercicios” o “para ver la planificación”. En definitiva, para estar conectados a la clase.
Así que ahora desenchufarse cuesta, según reconoce Eva Pastor: "Un poquito, estaban acostumbrados a comunicarse con sus amigos a través de las aplicaciones y al principio salían y tenían como miedo escénico, les daba como corte".
Contra la resistencia a la desconexión se recomienda buscar consensos. "Dar al niño o al adolescente la posibilidad de que vaya eligiendo cuándo lo va a utilizar y además de que vaya siendo consciente del tiempo que lo está utilizando", apunta Silvia Álava.
No obstante, aunque, según la aplicación de control parental Family Time, el consumo ha aumentado un 180 por ciento en España durante el confinamiento, la tecnología no sustituye al contacto humano.
“Prefiero jugar en persona”, asegura Alejandra, que coincide con Pablo. “Aunque me guste mucho estar con los dispositivos, prefiero estar con mis amigos”, reconoce el niño.