La curiosidad está llevando al ser humano hasta el último rincón del planeta, incluido el polo más remoto. Lo último es viajar a la Antártida. El continente de hielo es silencioso, enorme y lleno de vida, pero hoy en día, con dinero, es fácil llegar a zonas del mundo que de lo contrario sólo veríamos en documentales. Para proteger el 'congelador' de la Tierra en vista de la afluencia de turistas que desembarca allí, los países que conforman el Tratado Antártico se reúnen actualmente en Praga para decidir conjuntamente qué medidas son necesarias.
Desde hace unos años las personas nos empeñamos en temeridades como escalar el Everest o bajar al Polo Sur. Por suerte, hace 60 años, cincuenta países se juntaron para tomar decisiones que protegieran la enorme masa helada de la Antártida. El año pasado se adoptó la última medida: la prohibición de drones en el continente más austral. Los firmantes del tratado temían que el ruido de esta tecnología pudiera asustar a las aves y modificar su comportamiento.
Para su extensión, los 56.000 turistas que recibe la Antártida al año no son nada. Pero no olvidemos que estamos en tierra de animales como los pingüinos, las focas o las ballenas. Allí el ser humano había ido hasta hace poco únicamente a investigar. El número de científicos en los meses más llevaderos del año es de poco más de 4.000, pero el de visitantes no para de crecer. Basta con hacer una búsqueda rápida en Google para encontrar agencias que te facilitan la aventura 'helada'.
En principio, no debería serlo. Ir a la Antártida y volver para contarlo es beneficioso si supone un aprendizaje sobre el continente austral y una transmisión de lo aprendido. El Tratado únicamente prohíbe la utilización del territorio para actividades que impliquen el uso de energía nuclear y para conflictos armados, ya que se considera un área para fines pacíficos. Por supuesto, si se daña el ecosistema durante la visita, el turismo sí sería perjudicial.
*Imagen de Agencia Intrepid Travel US
Basta buscar con el 'hashtag' #antárctica en Instagram para dar con un diluvio de imágenes de personas que han podido vivir la experiencia de viajar a la gélida zona.
No olvidemos que, a pesar de la prohibición o no de visitar la Antártida, se trata de una extensión de hielo de casi 2 km de espesor y el lugar más frío de la Tierra. El turismo de hoy en día no tiene límites, pero eso no quiere decir que el cuerpo humano tampoco los tenga. En 2012, en el Everest, el empeño de hacer cima a toda costa se cobró la vida de cuatro personas que no aguantaron las condiciones extremas en la montaña más alta del mundo, que era hasta hace no tanto exclusivo para alpinistas profesionales e investigadores.
Esta alianza de países se realizó para proteger la capa helada que protege a la Tierra, que es además la mayor concentración de agua dulce que hay en nuestro planeta. El Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades define en su web los puntos clave del tratado, que consisten en lo siguiente:
-La Antártida es un lugar de paz y cooperación exclusivamente. En este respecto, el tratado establece que "en interés de toda la humanidad la Antártida continúe utilizándose siempre exclusivamente para fines pacíficos y que no llegue a ser escenario u objeto de discordia internacional".
-La no militarización y desnuclearización plena de la zona
-La libertad científica e intercambio de observaciones y resultados de las investigaciones
-La preservación del medio ambiente y los ecosistemas
Desde el 2014, el continente vive una situación crítica por el deshielo acelerado que sufre la región. Desde entonces, los satélites han captado un derretimiento del hielo sin precedentes. Según los datos de la NASA, en tres años, la Antártida ha perdido tanto hielo como el Ártico en 40.