Andrea Cerdán, graduada en ciencias ambientales, y Valentina Villagómez, diseñadora de productos, son las inventoras TRIm, una compostadora que transforma los residuos orgánicos en abono. El proyecto de estas jóvenes emprendedoras, seleccionado en el programa Red Bull Basement del pasado año, es un revolucionario prototipo de compostaje que pretende convertir la basura orgánica, alrededor de un 40% de lo que desechamos los humanos, en un producto útil que ayude a salvar el medio ambiente. Hemos hablado con Andrea para que nos cuente más sobre esta "mascota", cuyo objetivo principal es crear un sentimiento de comunidad alrededor del reciclaje de desperdicios.
¿Cómo nació TRIm?
Empezó siendo un boceto de una compostadora y evolucionó gracias al programa Red Bull Basement en el IED de Madrid. Gracias a esta experiencia conocí a mi compañera Valentina Villa-Gómez, diseñadora de producto, y empezamos a desarrollar la idea. Compenetramos muy bien desde el principio, sin ella y su gran trabajo nada hubiera sido posible.
¿Tenías referencias de compostadoras parecidas o partiste de cero? ¿Qué te llevó a este proyecto?
Había visto algunas, pero me resultaban muy complicadas de utilizar. Mi familia tiene un chiringuito y quería utilizar los biorresiduos que se generaban para la huerta.
¿Nos puedes explicar, brevemente, en qué consiste?
TRIm es, en resumidas cuentas, una compostadora inteligente pensada para ciudades. Proponemos un sistema de gestión de residuos alternativo. La gente tiraría sus biorresiduos y en ese mismo contenedor se transformarían en un producto útil para suelos y plantas. Los trabajadores de la comunidad TRIm repartirían todo este abono en bicicleta a zonas donde se necesitara y se encargarían, además, de su mantenimiento. La gente tendría su propio abono gratis. Además, cuenta con una aplicación interactiva que nos permitiría saber la cantidad de residuos transformados por áreas, y se informaría sobre qué se puede meter en él y lo que no mediante una pantalla. Producimos tanta cantidad de residuos orgánicos (alrededor del 40% de nuestras basuras), que el abono sobrante podría venderse. Nuestro objetivo es cambiar el concepto de la basura de una manera didáctica, productiva y respetuosa con el medio ambiente. Está diseñado para formar parte del vecindario, como mascota para comunidades de vecinos, colegios, restaurantes y calles.
¿Crees que el futuro está en la gestión individual de los residuos?
El futuro está en el reciclaje colectivo de los residuos. Al fin y al cabo, la producción de residuos es una acción humana y somos seres sociales. Con TRIm queremos que el reciclaje se vea desde otra perspectiva, creando comunidad y redes a partir de nuestros desechos. Para cada compostadora podría existir un huerto comunitario asociado, se realizarían concursos de barrio y premios para los que más reciclen, además de talleres sobre jardinería y reciclaje.
¿En qué punto del desarrollo os encontráis?
Actualmente estamos en el proceso de investigación y creación del equipo completo. El sistema interno aún no está terminado. Hay que tener muchos elementos en cuenta, como temperatura, conductividad, gases, materiales, contaminantes… Además, queremos que TRIm sea totalmente autosostenible, así que hay que tener muy en cuenta la energía. Todo esto es lo que estamos estudiando ahora para que el sistema sea lo más eficiente posible.
¿Cuánto costaría fabricarlo? ¿Es fácilmente amortizable?
El desarrollo del proyecto en su totalidad es difícil de cuantificar por ahora, aunque sería viable ya que del proceso se obtiene un producto útil y monetizable. Depende de la tecnología que queramos que tenga. Ahora mismo estamos centrándonos en un prototipo viable y que funcione.
¿Tenéis en mente realizar algo de cara a la eliminación de otro tipo de residuos como papel, plásticos…?
Lo habíamos pensado, pero tenemos que centrarnos primero en TRIm y queda todavía mucho trabajo. Conocer el tipo de residuo a fondo, su ciclo de vida e intentar reducir su impacto es un proceso complicado. Decidimos empezar por la orgánica porque cuando se mezcla con plásticos y otros residuos genera lixiviados (líquidos), que corroen los demás materiales, imposibilitando su reciclaje.
¿Habrá más proyectos similares?
Me encantaría tener una especie de granja moderna en el campo o en la ciudad y aprender a crear espacios autosustentables donde compartir valores, desarrollar la creatividad e inspirarnos en la naturaleza. Así es como pueden surgir las buenas ideas, con bioinspiración.