La desesperación obliga a veces a ponerse creativo. Es lo que le ha pasado con los ornitólogos de Siberia, que están hartos de ver cómo los halcones únicos de la región más fría de Rusia desaparecen a manos de los furtivos, que los sacan de su hábitat para venderlos, la mayoría de veces en países árabes, donde su valor es similar al del oro. Su idea para evitarlo: tatuar a los ejemplares jóvenes.
Es la primera vez que se lleva a cabo esta medida que se está probando en aves rapaces de especies inusuales. Los ornitólogos les tatúan SOS sobre el pico y el número 22 en el tarso, por encima de las garras, ya que estas son las partes menos sensibles de su cuerpo, según se ha hecho eco el diario local ‘The Siberian Times’.
El objetivo: que los furtivos no quieran capturarlas. Están siendo marcados los ejemplares más jóvenes, que se crían en un vivero de la Universidad Estatal de Altai. Dentro de poco las aves serán liberadas en el Parque Nacional de Sailyugem, cerca de la frontera rusa con Mongolia.
La especie más vulnerable, que está formando parte de esta iniciativa, es la de los halcones sacre (Falco cherrug), de los más grandes que existen. El 90 % anida en Asia, y los de color más oscuro son casi exclusivos de Rusia.
“Según los ornitólogos, en los últimos 20 años, el número de aves se ha reducido a la mitad: no más de 1.200 parejas reproductoras viven ahora en Rusia”, publica ‘The Siberian Times’. “El halcón sacre está incluido en el Libro Rojo de la UICN y en el Libro Rojo Ruso”.