Han caído un poco en desuso y en el olvido, pero la llegada de los mensajes SMS a los primeros teléfonos móviles fue toda una revolución hace casi 30 años. El primero de ellos se envió en el año 1992 y ahora la compañía británica que desarrolló la tecnología lo saca a subasta.
El encargado de mandar aquel primer SMS fue el ingeniero Neil Papworth y contenía tan solo dos palabras: "Feliz Navidad". El receptor de aquel primer mensaje de texto fue un directivo de una compañía británica de telecomunicaciones y lo recibió en su 'moderno' teléfono móvil, un terminal que pesaba algo menos de 2 kilos.
Aquella compañía ha sacado a subasta un marco digital que muestra el código original que fue necesario para que la tecnología funcionara y enviase ese primer SMS de la historia. El comprador, recibirá una réplica exacta del sistema de comunicaciones que fue necesario para transmitir aquel SMS. Los beneficios de la puja irán destinados a ACNUR.
La popularización de las aplicaciones de mensajería ha relegado a los SMS a casi el olvido y los utilizamos en muy raras ocasiones. Todavía una buena cantidad de administraciones públicas, mas reacias tradicionalmente a los cambios, lo siguen utilizando para mandarnos recordatorios o citas, como en muchos de los sistemas de salud de las Comunidades Autónomas. Por ejemplo, el SMS es la manera más extendida para recibir la cita para la vacuna contra la covid19.
También tienen un uso extendido en los sistemas de seguridad informática de doble verificación, o 'verificación en dos paso'. Es decir, aquellos que, tras solicitarnos una contraseña tradicional, envían un SMS a nuestro móvil asociado para verificar nuestra identidad con mayor seguridad.
Lamentablemente, el SMS también se ha convertido en un foco de phishing, como el correo o las propias apps de mensajería. A este phishing que nos llega por los mensajes de texto de la telefonía se le ha bautizado como 'smishing'.
Los SMS de 'phishing', es decir, los mensajes de texto que simulan su envío desde un organismo o marca conocidos, incluyen una supuesta notificación para el usuario, como pueda ser una denuncia, y la acompañan de un enlace para su seguimiento.
Al pinchar en el enlace, se insta al usuario a descargar una aplicación Android maliciosa, y a introducir datos sensibles, como los de la tarjeta bancaria. Una vez instalada, la 'app' roba todos los SMS del dispositivo infectado, lo que permite a los delincuentes utilizar la tarjeta de crédito o débito y acceder a los SMS que se envían como parte de la autenticación de doble factor.