Una investigación del diario británico ‘The Guardian’ ha provocado la indignación de una parte de la sociedad. La noticia, publicada esta semana, ha destapado el sacrificio de 27 monos en un solo día por parte de la NASA en su centro de investigación Ames, que se encuentra en California. La pregunta que se está planteando es la siguiente: ¿Por qué no fueron llevados a un refugio de animales?
Las instalaciones serían compartidas de la NASA y LifeSource BioMedical, que se dedica a la investigación de medicamentos. Según los informes, se habría sacrificado a los 27 primates el 2 de febrero de 2019, aunque la noticia acaba de ser descubierta gracias a ‘The Guardian’.
Se sacrificaron, atestiguan, porque la mayoría padecían envejecimiento y 21 de ellos la enfermedad de Parkinson.
A pesar de los esfuerzos en los últimos años por detener el uso de monos en la investigación científica, “solo en 2017, los investigadores biomédicos de Estados Unidos utilizaron alrededor de 76.000 primates, según datos publicados por el Departamento de Agricultura de EEUU”, publican varios medios.
Varios defensores del bienestar animal e han pronunciado sobre la revelación, aunque aseguran que no es ninguna sorpresa que la NASA investigue con animales en el laboratorio. Mike Ryan, portavoz de ‘Rise for Animals’, ha calificado a los monos como “víctimas de viejas prácticas”. “Estaban sufriendo las privaciones etológicas y las frustraciones inherentes a la vida en el laboratorio", añadía John Gluck, experto en ética animal de la Universidad de Nuevo México, en declaraciones al diario británico.