Existen muchas leyendas y cuentos que narran la historia de amor de la Luna y el Sol. La más conocida es la versión cristiana, en la que Dios, en la culminación de su creación del mundo, decidió bañarlo de luz a través de dos astros que, aunque iguales en belleza, nunca coincidirían en el tiempo: uno iluminaría la noche y, el otro, el día.
La tradición mexicana, como Imperio del Sol, cambió la historia para humanizarla, hablando del descenso a la tierra de los dos cuerpos celestes, convertidos en un hombre y una mujer que se enamorarían perdidamente durante la celebración de un baile popular. De hecho, en el Festival Internacional Cervantino de Guanajuato (México) es típico ver a los hombres y a las mujeres disfrazados de soles y lunas, con la intención de encontrarse y unir sus corazones.
‘En el tiempo hoy’ nos quedamos con la historia tal y como la cuenta la mitología griega que –por si nadie lo ha notado- nos encanta.
“Cuenta la leyenda que dos jóvenes llamados Luna y Sol se enamoraron locamente el uno del otro. Afrodita, diosa de la belleza y del amor, sintió dos jóvenes llamados Luna y Sol se enamoraron Afrodita, dcelos
Experta en el poder de la seducción, la diosa trató de conquistar al mancebo, pero éste la rechazó con vehemencia diciéndole: “Mi señora, sin duda es usted la mujer más bella y más dulce que existe, pero mi corazón es sólo de mi amada Luna. Ella es para mí más deseable que el mismísimo oro”.
Furiosa por no haber sido capaz de conquistarle, Afrodita mandó separar a los amantes para siempre. Convirtió al joven en el astro que iluminaría el día y a la mujer en el que iluminaría la noche, por lo queFuriosa por no haber sido capaz de conquistarle, nunca coincidirían en el firmamento
Al ver que su enamoramiento sobrevivía al del tiempo y la distancia, Zeus intervino para que el Sol pudiera, al menos, rozar de nuevo el rostro de su amada. Así ocurre en los días de eclipse,