¿Es oro eso que fluye por los ríos de la Amazonia peruana? La imagen fue sacada en diciembre de 2020 desde la Estación Espacial Internacional (ISS, por sus silgas en inglés), y acaba ser difundida por la NASA. Esta vista tan espectacular desde el espacio tiene una explicación y destapa un enorme problema en la selva tropical más grande del mundo.
Lo que vemos en la imagen son numerosos pozos de prospección de oro en el este de Perú. Los hoyos, generalmente ocultos a la vista de un astronauta por la capa de nubes o fuera del punto de destello del Sol, se destacan brillantemente en esta imagen debido a la luz solar reflejada, ha explicado la NASA a través de una nota de prensa.
Los múltiples canales serpenteantes del río Inambari son visibles en el lado izquierdo de la imagen. El río y los pozos atraviesan la selva amazónica intacta en el estado peruano de Madre de Dios.
En este clima tan húmedo, los pozos de prospección aparecen como cientos de cuencas llenas de agua muy compactas. Probablemente cavado por garimperos (mineros independientes), cada pozo está rodeado por áreas sin vegetación de escombros fangosos. Estas extensiones deforestadas siguen el curso de antiguos ríos que depositaron sedimentos, incluido el oro. El tramo occidental en el centro de la imagen tiene 15 kilómetros de largo.
Perú es el sexto productor de oro más grande del mundo y Madre de Dios alberga una de las industrias mineras de oro independientes más grandes del mundo. La minería es la principal causa de deforestación en la región y también puede causar contaminación por mercurio en el proceso de extracción de oro. Sin embargo, decenas de miles de personas se ganan la vida con esta minería no registrada, lamenta el comunicado de la NASA.
Un estudio publicado en la revista científica 'Plos One' en 2011 demostró que la minería deforesta Madre de Dios más rápido que cualquier otra actividad. Además, añadía esta investigación, se estima que se utilizan entre 45 y 50 toneladas de mercurio cada año en Madre de Dios para extraer el preciado oro, y una gran proporción de ese oro termina en los ríos o se libera a la atmósfera.
Otro estudio publicado al año siguiente en la misma revista confirmó que la intoxicación por mercurio puede provocar vómitos y diarrea y, en casos más extremos, daño cerebral o renal. Las poblaciones locales comen pescado de los ríos de la región donde van a parar grandes cantidades de mercurio.
Desde organizaciones no gubernamentales como Cáritas llevan años intentando conseguir que esta práctica se lleve a cabo de una manera más ecológica, sin perjuicio para el medioambiente y las personas.