Un río de lodo negro descendió rambla abajo por la Cañada del Oro de Arizona la pasada semana y las autoridades se temen lo peor. La fauna de la zona fue grabada huyendo despavorida de allí a sabiendas de la que se venía encima. La inundación es tan peligrosa como parece.
El color nace de un incendio que ha estado activo durante 10 días en el condado de Big Horn, en Arizona, en las montañas Santa Catalina. Factores como la topografía y el clima han dificultado mucho su extinción.
Si bien las lluvias llegaron como las grandes salvadoras, han sido sin duda un arma de doble filo. Han ayudado a apagar el fuego, sí, pero por otro lado, que caiga torrencialmente justo después de un gran incendio como este hace que se formen inundaciones gravísimas. El suelo ha perdido permeabilidad y, con menos vegetación y árboles muertos allá donde mires, los deslizamientos de tierra y la caída de los árboles supervivientes es inminente si las precipitaciones son fuertes.
Para ser más exactos, lo que ocurre es que el suelo está carbonizado, estéril. Teniendo en cuenta que es la vegetación la que tiene la capacidad de absorber el agua, es de esperar que aumente la escorrentía del terreno. De esta manera, y con un incendio tan reciente, lo que desciende por la cuenca de la Cañada del Oro es agua invadida por las cenizas, el lodo y los restos de vegetación.
Esto terminará ahogando el terreno. Los expertos advierten de que en los próximos meses el nivel de oxígeno en el suelo será mucho menor, mientras que habrá más nutrientes permiten que crezcan las cianobacterias y que florezcan las algas, que absorben aún más el oxígeno.
Se esperan lo peor. Como ya ocurrió tras los incendios gravísimos de Australia de 2019, podríamos ver una muerte masiva de la fauna ahora en esta región de Arizona, cerca de Tucson. Un preludio de ello es el vídeo que circula de la fauna del parque huyendo en estampida.