Cada año se vierten al mar hasta 13 millones de toneladas de basura. Según datos de Greenpeace, el equivalente en peso a más de 50.000 autobuses de dos pisos corresponden solo a redes de pesca abandonadas. Esta contaminación es la que ha motivado el proyecto vasco Saretu, que planea reconvertir esos residuos en mochilas, riñoneras y viseras.
Lo impulsan la Asociación Bermeo Tuna World Capital, la compañía pesquera vasca Echebastar, el centro tecnológico AZTI y Ternua, una empresa que fabrica prendas de montaña sostenibles. La idea es darle una segunda vida a esas ‘redes fantasma’ que quedan sin dueño en el agua y que ponen en jaque a los animales marinos.
Uno de los océanos donde llevamos años observando cómo las redes de pesca condenan a las especies marinas es el Índico, donde sin ir más lejos este año OPAGAC (Organización de Productores de Atún Congelado) publicó una investigación en la que constataba que más del 80% de los delfines han desaparecido en este mar por la redes a la deriva.
Es por ello que Saretu se ha marcado el objetivo de “recoger y reciclar las redes atuneras descartadas y almacenadas en el puerto de Seychelles”, enuncia el dosier del proyecto. Este puerto “es la base de la actividad pesquera de los grandes buques atuneros vascos que faenan en el Océano Indico”, explican.
Con el material que rescatan del océano, producen un hilo a partir del cual se crean tejidos y, de ahí, prendas. Por ahora esta iniciativa vasca comercializará mochilas, riñoneras y viseras recicladas. Ya han recuperado, aseguran, más de 3.500 kilogramos de redes.