Si pensamos en el motor de búsqueda por excelencia para realizar nuestras consultas en Internet, es probable que el primer nombre que nos venga a la cabeza sea Google, algo del todo lógico si tenemos en cuenta que se trata, con diferencia, de la herramienta de este tipo con mayor cuota de mercado a nivel mundial. En concreto, durante la mayor parte de los últimos diez años, la cuota de mercado global de Google ha sido de más del 90 por ciento. Sin embargo, pequeños buscadores y motores de búsqueda están comenzando a comerse parte de la tarta de la compañía de Mountain View. Uno de ellos es DuckDuckGo. ¿Qué es DuckDuckGo y cuál es su apuesta de valor con respecto a Google?
Está claro que es muy difícil competir con Google en lo que a cuota de mercado se refiere, aunque no por ello hay que ignorar las tendencias que nos muestran que existe hueco para nuevos competidores, sobre todo cuando su apuesta de valor consiste precisamente en saber escuchar las quejas de los usuarios de Google para transformarlas en su elemento diferencial.
Es el caso de DuckDuckGo, un motor de búsqueda cuya principal característica es su apuesta por la privacidad. Y es que una de las principales quejas de los usuarios de Google es el excesivo uso de la información relacionada con sus búsquedas, preferencias, localización geográfica... para bombardearles con publicidad de forma cada vez más invasiva y persecutoria.
En el caso de DuckDuckGo, sus resultados provienen su propia araña web, DuckDuckBot, de más de 400 sitios especializados en diferentes temáticas, como Goodreads, MetroLyrics, Stack Overflow, Wikipedia, Wolfram Alpha, o Yelp, así como de su diferentes partners, como Yandex o Yahoo!, siendo Bing el principal (Google queda excluido de sus fuentes). Se trata, por tanto, de un motor de búsqueda híbrido.
Así, esta alternativa a Google, fundada en Estados Unidos, utiliza la información de sitios de origen público con el objetivo de aumentar los resultados tradicionales y mejorar la relevancia. Su filosofía hace hincapié en la privacidad, así como en evitar el ‘efecto burbuja' y en no registrar la información del usuario.
El resultado es un diseño similar al de Google e igual de intuitivo y sencillo en su uso, pero con unos resultados muy distintos, ya que, en este caso, no se guarda el historial de búsqueda de cada usuario en sus servidores.
Como consecuencia, DuckDuckGo tampoco 'afinará' sus resultados en función de nuestros intereses, algo que puede ser valorado positiva o negativamente según el tipo de usuario (puede que no cueste un poco más dar con lo que estamos buscando), pero que, sin duda, garantiza que recibamos una información ordenada según criterios más globales y objetivos.
La propia web de descarga del buscador deja clara su filosofía: "No almacenamos información personal. No te perseguimos con anuncios. No te rastreamos. Nunca.” Su oferta pasa por permitirte navegar como siempre pero con la garantía de bloquear rastreadores y mejorar la encriptación. Así, es posible buscar de forma privada con su app o extensión, añadir búsqueda web privada a tu navegador habitual o buscar en duckduckgo.com.
Eso sí, este motor de búsqueda no está libre de publicidad, si bien se trata de anuncios menos invasivos que, además, no se basan en tus búsquedas, ya que éstas no se registran. Acciones como el retargeting conductual o remarketing, una forma de publicidad dirigida en línea mediante la cual la publicidad está dirigida a los consumidores en función de sus acciones anteriores en Internet, no serían posibles en este caso. En otras palabras: si consultas el precio de un producto en Internet, éste no te perseguirá en forma de anuncio en cada web que visites.
Otra de las ventajas de usar un buscador que no personalice los resultados que arroja según la actividad previa del usuario es que con ello se evita el ‘efecto burbuja’ del que tanto se habla últimamente. En concreto, un filtro burbuja es el resultado de una búsqueda personalizada en la que el algoritmo de una página web selecciona, a través de predicciones, la información que al usuario le gustaría ver. Se basa para ello en información sobre él mismo (localización, historial de búsquedas, elementos en los que hizo clic en el pasado...).
El resultado, tal y como lo define el responsable de este término, el ciber activista Eli Pariser, es apartar a los usuarios de la información no alineada con sus puntos de vista, aislándolos en burbujas ideológicas y culturales. Según Pariser, los filtros burbuja aíslan intelectualmente a las personas en su propio sesgo informativo y, como consecuencia, es más probable que aumenten los enfrentamientos entre individuos con criterios distintos y falta de información alternativa que les ayude a relativizar y a acercar discursos.