El término ciclogénesis está relacionado con la formación de borrascas y demás fenómenos meteorológicos adversos, aunque sus consecuencias son muy variadas y complejas: desde pequeños episodios de frío y lluvia hasta huracanes y tifones. En cualquier caso, este fenómeno es sinónimo de mal tiempo y, en algunos casos, también de peligro y de la llegada de circunstancias meteorológicas que debemos tener en cuenta para evitar complicaciones. ¿Qué es la ciclogénesis? ¿Y la ciclogénesis explosiva?
La ciclogénesis es un fenómeno meteorológico que consiste en el desarrollo o la consolidación de la circulación ciclónica en la atmósfera (es decir, un ciclón). Esto sucede en un sistema de baja presión, que se asocia con mal tiempo, frío y borrascas. Este concepto engloba así diversos procesos que dan lugar a alguna clase de ciclón, y puede generar fenómenos más o menos intensos, en distintas escalas y con ondas mayores o menores.
Básicamente, la ciclogénesis está presente en cualquier sistema de baja presión y el movimiento circular del aire (en el sentido de las agujas del reloj en el hemisferio sur, y contrario en el hemisferio norte) da lugar al concepto genérico de ciclón, que en realidad puede traducirse en una simple borrasca, en una depresión, una baja polar, un tifón, un huracán... En otras palabras, toda borrasca o cualquier otro fenómeno típico de las zonas de bajas presiones es fruto de la ciclogénesis.
La antítesis de este término es la llamada 'ciclólisis', es decir, la disipación de un ciclón. Por otro lado, el término 'anticiclón' hace referencia a un sistema de alta presión en el que predomina el tiempo tranquilo y cálido y, por tanto, la anticiclogénesis.
La ciclogénesis puede dar lugar a fenómenos de distinta envergadura, y por eso existen distintas formas de medir sus dimensiones. Así, en meteorología se manejan cuatro escalas principales o tamaños de los sistemas: la escala planetaria (para los fenómenos de mayor magnitud, como 'El Niño'), la escala sinóptica (cuando las dimensiones del ciclón se encuentran entre 1.000 y 2.500 kilómetros de amplitud), la mesoescala (entre 2 y 2.000 kilómetros, con varias subdivisiones, y donde se incluyen los ciclones tropicales y la mayoría de las tormentas eléctricas) y la microescala (para fenómenos de amplitud inferior a 2 kilómetros, equivalente a tornados o trombas marinas). No son escalas estancas, pero sí sirven para encajar la mayoría de los fenómenos de este tipo.
En cuanto al concepto de ciclogénesis explosiva, se trata del mismo proceso, pero llevado al extremo. Hablamos de ciclogénesis que se desarrollan de forma más rápida e intensa y que, por lo tanto, dan lugar a fenómenos potencialmente más peligrosos. La borrasca es, en estos casos, más violenta, razón por la que se habla de una verdadera 'bomba' meteorológica. Para que exista se marcan ciertos límites objetivos. Por ejemplo, la presión atmosférica debe bajar en torno a 24 milibares en 24 horas o menos.
En cuanto a cómo se forma una ciclogénesis explosiva, este fenómeno tiene lugar cuando confluyen al mismo tiempo una borrasca incipiente en niveles bajos y otra de niveles altos, que interaccionan de manera que se produce entre ambas una profundización o amplificación explosiva del sistema depresionario en niveles inferiores en un corto periodo de tiempo. Suele darse un gran contraste de temperatura entre aire frío y aire cálido en este proceso, generándose un viento muy intenso.