Los agricultores están preocupados por su cosecha y la población por la expansión de la enfermedad de la tularemia. La plaga de topillos que afecta a Palencia se ha intensificado por las altas temperaturas que se registraron en invierno, cuando frecuentemente las heladas acaban con la población. No obstante, son ya varios veranos los que Castilla y León se ha enfrentado a este roedor que se multiplica a un ritmo aceleradísimo y que acaba con los cultivos de alfalfa y de regadío, y cuyos cadáveres están contaminando el agua de las acequias.
Tierra de Campos, al sur de Palencia, es históricamente la población más afectada por la plaga de topillos. "El daño es superior al 20%. Estamos hablando de aproximadamente 18 millones de euros en pérdidas", se lamenta un agricultor. Se comen los tallos, las hojas y las espigas. Así una cosecha tras otra hasta devorar hectáreas de campo.
Las hembras alcanzan la madurez sexual al mes de nacer y, los machos, a los dos meses. Después de un periodo de gestación que dura entre 21 y 22 días, pueden tener hasta 11 nuevas crías que, a su vez, podrán reproducirse al poco tiempo. Cuantos más hay, más insostenible es la situación para los agricultores. En menos de 30 años la expansión de este animal se ha multiplicado y las medidas para acabar con las colonias son exclusivamente mecánicas, puesto que no se permite el uso de químicos ni la quema de rastrojos.
La tularemia puede provocar fiebre alta, inflamación de los ganglios, vómitos y diarrea. Este verano se han detectado 6 casos y otra treintena se encuentra en estudio, por lo que la población se suma a los dueños de las cosechas y pide medidas urgentes. La expansión de la enfermedad se está acelerando porque los cadáveres del roedor rebosan en las aguas de las acequias, en las cunetas, en los forrajes y en los canales de riego. Los esfuerzos por retirarlos se centran ahora en 'blindar' el acceso a los núcleos urbanos, ya que la plaga ha dejado de ser únicamente un problema del campo para convertirse a su vez en un problema de salud pública.
La Junta de Castilla y León ha difundido una serie de recomendaciones para combatir las plagas que incluye el laboreo de la tierra a la mayor profundidad posible y la colocación de cajas nido a una altura de 1,5 metros de altura para favorecer la aparición de los depredadores, que incluyen a los rapaces y las cigüeñas.
Esta especie frecuente en la mitad norte de la península ya causó estragos en la comunidad de Castilla y León en años anteriores y en 2007 incluso fue calificada 'el azote de Castilla'.