En medio de la preocupación por la devastación que han causado los incendios forestales en Australia, las autoridades están avisando de un nuevo problema que va a tener lugar en las próximas semanas: las arañas. A lo largo de la semana el cielo por fin ha traído buenas noticias a Nueva Gales del Sur, la zona más afectada por el fuego, donde la pérdida de animales se cuenta en miles de millón, pero lo que es bueno para unos no es bueno para otros. Las condiciones son ahora perfectas para que proliferen estos insectos poco agraciados.
Las precipitaciones han caído esta semana de forma torrencial y en forma de granizo, destrozando árboles y plantaciones de forma masiva, pero contribuyendo a apagar las llamas que arrasaban los bosques desde hace dos meses. Lo que ocurre ahora es que la humedad se junta con las altas temperaturas que siguen registrándose. Los 30ºC se superan en prácticamente todo el país y muchas regiones rozan o sobrepasan los 40ºC.
Califican lo que está por venir como una 'bonanza de arañas de tela de embudo'. Son mortales y, aunque pueda parecer apocalíptico, lo cierto es que en ciudades australianas como Sídney incluso tienen un nombre para esta proliferación: la temporada de tela de embudo.
Existe hasta 40 especies de esta araña, entre ellas la considerada la más letal para los humanos del mundo. Se trata del Atrax robustus, un arácnido con un veneno mortífero que encuentra su hábitat perfecto cuando el calor se acentúa y las precipitaciones mojan el terreno. Las inundaciones que se han producido desde el domingo les vienen bien. En los próximos días, la gran temida saldrá en manada de su madriguera.
El Australian Reptile Park está avisando desde el jueves a la población, aunque lo hace más con el objetivo de informar que de alarmar. El parque destaca que existe un programa anti-veneno y, a pesar de las 30-40 picaduras que se reportan al año de media, lleva tiempo sin morir nadie por su mordedura.
Eso sí, entre los posibles quebraderos de cabeza que puede traer se encuentran un desagradable hormigueo en la boca y la lengua, salivación, ojos llorosos, vómitos, espasmos musculares o la hipertensión.
En el caso de los animales, su resistencia es mucho mayor. Tendrían que recibir la picadura decenas de veces para que la muerte fuera un opción.
Los investigadores extraen el veneno de las arañas macho y se lo inyectan a conejos, que también son tremendamente resistentes. Cuando su organismo lo detecta, desarrolla un anticuerpo, que se cosechan como suero y, al inyectárselo a un humano que ha recibido la picadura de la araña de tela de embudo, este se recupera.
De hecho, el parque ha lanzado un llamamiento a través de Facebook para que, en caso de toparse con una, los australianos la capturen y lleven a sus instalaciones. Cuantas más arañas, más veneno para extraer y generar el antídoto. De esta manera, se salvan cientos de vidas al año en Australia cuando la 'tela de embudo' prolifera como lo hará este 2020.