Uno de los grandes problemas para los ganaderos en algunas partes del mundo es que los depredadores devoran su ganado. Esto les causa unas pérdidas económicas difícilmente reparables. Un experimento llevado a cabo en Botswana, donde conviven leopardos y tigres con las vacas que crían los locales, ha descubierto el truco para espantarlos: pintarles ojos en el trasero. Eso sí, aún tienen que demostrar si seguirá colando con el tiempo, cuando los felinos se acostumbren.
Está demostrado que una cosa que frena por ejemplo a los leones a la hora de atacar es que les pillen. Esto es porque confían en acechar a sus presas y actuar por sorpresa. Ser vistos por su presa puede llevarlos a abandonar la caza. Este conocimiento es lo que ha llevado a realizar esta prueba en el delta del Okavango en Botswana.
En esta región entre marismas y llanuras inundadas según la estación conviven grandes carnívoros y otros animales salvajes, incluidos los elefantes. Es un área protegida y patrimonio mundial de la UNESCO, aunque se excluye al ganado para prevenir el contacto y que puede dar lugar al contagio de enfermedades. El conflicto nace cuando estos carnívoros se adentran en la zona del ganado y la protección por parte de los ganaderos consiste en disparos y envenenamientos.
Para proteger al ganado, los rebaños (entre seis y 100 bovinos individuales) se mantienen en recintos a prueba de depredadores durante la noche. Pero por el día pastan sin vigilancia y entonces se produce la gran mayoría de la depredación.
Durante el estudio los leones mataron 18 cabezas de ganado, un leopardo mató a una bestia y las hienas manchadas mataron a tres, relata Science Alert. Pero al probar pintando ojos en su trasero todas las vacas se salvaron. Una técnica simple y rentable que parece ser la solución perfecta.
Botswana Predator Conservation se alió con varios pastores locales para pintar 14 rebaños que habían sufrido recientemente ataques de leones. Durante cuatro años, 2.061 bovinos participaron en el estudio.
A un tercio se le pintaron ojos, a otro tercio, simples marcas en cruz, y el otro tercio se dejó sin marcar.
Todos buscaban alimento en la misma zona de Okavango. Ninguna de las 683 "vacas-ojo" pintadas fue asesinada por depredadores de emboscada durante el estudio de cuatro años, mientras que 15 (de 835) sin pintar y 4 (de 543) bovinos con la cruz pintada murieron.
Es decir, confirmado: los depredadores abandonan la caza cuando son vistos. Algo inesperado que surgió del experimento es que las vacas marcadas con la cruz tenían más probabilidad (aunque no al 100 %) de sobrevivir que aquellas sin nada de pintura.
Es importante considerar la habituación. Es decir, puede que con el tiempo los leones se acostumbren y los ojos pintados pierdan su efecto de disuasión. Aún no se sabe si la técnica sigue siendo eficaz a largo plazo.
Sea como sea, se cree que quizá estos hallazgos sirvan para modificar el comportamiento en situaciones prácticas, como para prevenir conflictos entre humanos y vida silvestre y reducir la actividad delictiva.