La reciente erupción volcánica en La Palma es la más grande jamás registrada, y produjo una emisión masiva de dióxido de azufre. Los niveles de este gas todavía se rastrean, dado que supone un riesgo para la población de la isla, y han provocado en la ladera de Cumbre Vieja un curioso cambio en el paisaje: los pinos son menos verdes ahora que hace un año.
El volcán de La Palma emitió tanto dióxido de azufre (SO2) en el otoño de 2021 como los 28 países de la Unión Europea (UE) en 2019. Un nuevo estudio -elaborado por científicos alemanes con la participación de Manuel Nogales, del grupo de Ecología y Evolución en las Islas y delegado del Instituto de Productos Naturales y Agrobiología del CSIC, y Félix Medina, de la Consejería de Medio Ambiente del Cabildo de La Palma- ha rastreado la extensión espacial y la intensidad del impacto relacionado con las emisiones de azufre, con el objetivo de comprender los patrones de daño en el bosque de pino canario.
Los resultados de la investigación concluyen que las emisiones dañaron el 10% de ese bosque y afectaron al 5,3% de los espacios protegidos Natura 2000. O lo que es lo mismo, uno de cada diez pinos canarios en La Palma es menos verde que hace un año por culpa de la erupción del volcán.
Los investigadores dicen haber observado un "patrón espacial" del verdor de los pinos: "Una gran parte de los rodales naturales de pino canario en la vertiente occidental de Cumbre Vieja mostraron respuestas cloróticas a la erupción", enuncia el estudio.
La disminución del verdor es visible durante al menos 7 km al sur del cráter de la erupción, mientras que los parches de bosque en las laderas exteriores de la Caldera de Taburiente y Cumbre Vieja al norte de los cráteres de la erupción exhibieron una disminución más débil.
Los investigadores argumentan que fueron los gases emitidos por el volcán, principalmente el dióxido de azufre, los que produjeron una interrupción del funcionamiento normal de la clorofila y, por tanto, de la fotosíntesis, provocando el amarilleo de los pinos.
Por otro lado, la lluvia ácida pudo haber provocado una coloración más rojiza en localidades próximas.
Por el contrario, el fuerte impacto de la erupción volcánica sobre el pinar canario es difícil de explicar por el calor, incluso si la lava fluida superaba los 1000 °C. El impacto de calor solo sería efectivo en las proximidades de la lava.
Otros impactos relacionados con la actividad volcánica, como la emisión de CO2 y cenizas volcánicas, también es poco probable que provoquen una decoloración clorótica de las agujas de pino. La ceniza inicialmente cubrió una gran cantidad de pinos, pero fue removida por el viento y la lluvia.
Se sabe que los pinos P. canariensis exhiben una alta resiliencia frente a las perturbaciones, como el impacto del fuego y la defoliación total. Por ello, los investigadores creen que este ecosistema forestal se recuperará en los próximos años.