Uno de los materiales más oscuros conocidos en el mundo es ni más ni menos que la piel del pez que los investigadores denominan ultranegro. Habita en el fondo del océano, donde apenas llega luz, y según un nuevo estudio la poca que llega puede ser absorbida por este animal, haciéndolo invisible. Esto además de fascinar supone una inspiración a la hora de camuflar la tecnología que los biólogos sumergen en el mar.
Hace unos días la revista especializada ‘Current Biology’ publicó las conclusiones de un equipo de científicos dirigido por el zoólogo de investigación del Museo Nacional de Historia Natural del Smithsonian, Karen Osborn, y el biólogo de la Universidad de Duke, Sönke Johnsen. El grupo descubrió que una disposición única de gránulos llenos de pigmento es la responsable de que algunos peces absorban casi toda la luz que golpea su piel, de modo que tan solo el 0,05% de esa luz se refleje. Incluso con luz brillante, rodeado de luz bioluminiscente, el pez ultranegro es capaz de desaparecer.
Imitar esta estrategia podría ayudar a los ingenieros a desarrollar materiales ultra negros menos costosos, flexibles y más duraderos para su uso en tecnología óptica, como telescopios y cámaras, y para camuflaje.
El zoólogo Osborn se interesó por primera vez en la piel de los peces cuando trató de fotografiar algunos peces negros llamativos que ella y sus colegas atraparon en las redes de arrastre utilizadas para estudiar las profundidades del mar. A pesar del equipo sofisticado, dijo en un comunicado, no podía capturar ningún detalle en las imágenes: "No importaba cómo configurabas la cámara o la iluminación, simplemente absorbían toda la luz", seguía.
Mediciones cuidadosas en el laboratorio confirmaron por qué las cámaras no podían capturar sus características: muchos de los peces negros encontrados en las profundidades del mar absorbieron más del 99,5% por ciento de la luz que golpeó sus superficies. Eso significa que son ultranegros: más negros que el papel negro, que la cinta aislante o que un neumático nuevo. Y en el mar profundo y oscuro, donde un solo fotón de luz es suficiente para llamar la atención, esa negrura intensa puede mejorar las posibilidades de supervivencia de un pez.
Debido a que la luz solar no alcanza más de un par de cientos de metros debajo de la superficie del océano, la mayoría de las criaturas de aguas profundas producen su propia luz, llamada bioluminiscencia. Los resplandores bioluminiscentes se utilizan para atraer parejas, distraer a los depredadores y atraer a las presas.
También pueden exponer a los animales cercanos, frustrando el enfoque sigiloso de un depredador o arrojando un faro a una presa potencial, a menos que esos animales tengan el camuflaje adecuado. "Si quieres mezclarte con la infinita negrura de tu entorno, absorber cada fotón que te golpee es una excelente manera de hacerlo", dijo Osborn.
La absorción de luz casi completa de los peces ultranegros depende de la melanina el mismo pigmento que colorea y protege la piel humana de la luz solar. El equipo de científicos encontró que este pigmento no solo es abundante en la piel de los peces ultranegros, sino que se distribuye de una manera única.
Los compartimentos celulares llenos de pigmento llamados melanosomas están densamente empaquetados en células de pigmento y estas células de pigmento están dispuestas muy cerca de la superficie de la piel de un pez ultranegro en una capa continua. El tamaño, la forma y la disposición de los melanosomas hacen que dirijan cualquier luz que no absorban inmediatamente hacia los melanosomas vecinos dentro de la célula, que luego absorben la luz restante.
"Efectivamente, lo que han hecho es hacer una trampa de luz súper eficiente y súper delgada", dijo Osborn. "La luz no se recupera; la luz no pasa. Simplemente entra en esta capa y desaparece", concluía en el comunicado.