En verano caminamos más, en general, y muchas veces con un calzado que no es el más adecuado como las chanclas y las sandalias. Y claro, aparecen los callos. Pero hay que tener cuidado: hay veces que lo que parece una simple ‘dureza’ en el pie es algo más. En esta época del año es cuando más casos se dan de papiloma plantar, por eso hay que estar atentos a los síntomas y saber cómo tratarlo.
Las personas que acostumbran a caminar descalzas en verano están hechas a que se les endurezca la piel sobre la planta del pie. Es normal, y de hecho un estudio que elaboró el año pasado la Universidad de Harvard argumentaba los beneficios que esto tiene. Pero tanta exposición puede ponernos en contacto con virus que dan a lugar a lo que llamamos verrugas plantares.
Son bultos pequeños, propensos a aparecer en talones u otros puntos del pie que soportan más peso como la parte inferior del dedo gordo. Estas verrugas que son un síntoma del virus del papiloma plantar (VPH) se parecen a los callos porque también son una capa gruesa de piel que se forma, aunque en realidad crece hacia adentro.
Pueden salir puntitos negros que ayudan a identificar esta verruga, ya que no salen nunca en los callos. No hay que asustarse: son pequeños vasos sanguíneos coagulados. Eso sí, notarás que te duele más al andar que si se tratase de una simple dureza.
No hay que tenerle miedo, pero tampoco conviene confiarse. Es un virus que prolifera en ambientes húmedos y cálidos y, en algunas personas, da lugar a estas verrugas o bultitos. En otras no, todo depende de la reacción del sistema inmunitario de cada uno. Eso sí, en piscinas y vestuarios lo mejor es llevar siempre chanclas, por si acaso. Son las zonas donde hay más probabilidad de que lo pillemos.
De acuerdo con 'Mayo Clinic', “la mayoría de las verrugas plantares no son problemas de salud graves y, en general, desaparecen sin tratamiento con el tiempo”. Con que no hay que alarmarse cuando aparecen, pero sí es verdad que si sangrase o nos doliera demasiado lo más recomendable es ir al médico.
Hay quien propone remedios caseros como el uso de piedra pómez, agujas, pomadas de ácido salicílico… No prometen resultados, y en según qué casos pueden ser un riesgo. Lo más aconsejable cuando estamos preocupados es directamente acudir al médico y, si la molestia se acentúa, tapar la verruga con una gasa, por ejemplo, para que no roce con el zapato.
Aunque no existe por el momento un tratamiento específico contra el VPH, en el hospital se utilizan diferentes técnicas para eliminarlo cuando es necesario que dependen del paciente, desde ácidos hasta la cirugía, que normalmente se evita.