Investigadores europeos acaban de publicar una investigación sobre la nube ligeramente radiactiva que recorrió toda Europa en septiembre de 2017, en los que constituye el lanzamiento de material radioactivo más serio desde Fukushima en 2011, aunque la población no se enteró de su existencia.
El estudio, publicado en la revista 'Proceedings of the National Academy of Sciences', ha analizado más de 1.300 mediciones de toda Europa y otras regiones del mundo para averiguar la causa de este incidente. El resultado: no fue un accidente del reactor, sino un accidente en una planta de reprocesamiento nuclear.
El origen exacto de la radioactividad es difícil de determinar, pero los datos sugieren un punto de liberación en el sur de los Urales. Aquí es donde se encuentra la instalación nuclear rusa Majak. Hasta la fecha, ningún Estado ha asumido la responsabilidad de este lanzamiento considerable en el otoño de 2017. El incidente nunca causó ningún tipo de riesgo para la salud de la población europea.
Entre los 70 expertos de toda Europa que aportaron datos y experiencia al estudio actual se encuentran Dieter Hainz y el doctor Paul Saey, del Instituto de Física Subatómica y Atómica de TU Wien (Viena). Los datos fueron evaluados por el profesor Georg Steinhauser, de la Universidad de Hannover (quien está estrechamente asociado con el Instituto Atómico) junto con el doctor Olivier Masson, del Instituto de Radioprotección y Sûreté Nucléaire (IRSN) en Francia.
"Medimos el radio-106 radioactivo --explica Georg Steinhauser--. Las mediciones indican la mayor liberación singular de radioactividad de una planta de reprocesamiento civil". En otoño de 2017, se midió una nube de rutenio-106 en muchos países europeos, con valores máximos de 176 milibecquerels por metro cúbico de aire. Los valores fueron hasta 100 veces más altos que las concentraciones totales medidas en Europa después del incidente de Fukushima. La vida media del isótopo radiactivo es de 374 días.
Este tipo de liberaciones de radiación es muy inusual. El hecho de que no se midieron otras sustancias radiactivas que no sean rutenio es una clara indicación de que la fuente debe haber sido una planta de reprocesamiento nuclear.
La extensión geográfica de la nube de rutenio-106 también fue notable: se midió en grandes partes de Europa Central y Oriental, Asia y la Península Arábiga. Se encontró rutenio-106 incluso en el Caribe. Los datos fueron compilados por una red internacional informal de casi todas las estaciones de medición europeas.
En total, participaron 176 estaciones de medición de 29 países. En Austria, además de TU Wien, la AGES (Agencia Austriaca para la Salud y la Seguridad de los Alimentos) también opera tales estaciones, incluido el observatorio alpino en Sonnblick a 3106 m sobre el nivel del mar.
Por muy inusual que haya sido la liberación, la concentración de material radioactivo no alcanzó niveles que sean perjudiciales para la salud humana en ninguna parte de Europa. Del análisis de los datos, se puede derivar una liberación total de aproximadamente 250 a 400 terabecquerel de rutenio-106.
La evaluación del patrón de distribución de la concentración y el modelado atmosférico sugiere que la liberación procedió de un puunto donde se encuentra la instalación nuclear rusa Majak. La planta de reprocesamiento rusa ya había sido el escenario de la segunda descarga nuclear más grande de la historia en septiembre de 1957, después de Chernobyl e incluso más grande que Fukushima. En ese momento, un tanque que contenía desechos líquidos de la producción de plutonio explotó, causando una contaminación masiva del área.
Olivier Masson y Georg Steinhauser pueden fechar el lanzamiento actual en el 25 de septiembre de 2017, las 6 de la tarde y el 26 de septiembre de 2017 al mediodía, casi exactamente 60 años después del accidente de 1957.
"Esta vez, sin embargo, fue un lanzamiento pulsado que terminó muy rápidamente --precisa el profesor Steinhauser, en contraste con los lanzamientos de Chernobyl o Fukushima,que duraron varios días--. Pudimos demostrar que el accidente ocurrió en el reprocesamiento de elementos de combustible gastado, en una etapa muy avanzada, poco antes del final de la cadena de proceso y, aunque actualmente no hay una declaración oficial, tenemos una muy buena idea de lo que podría haber ocurrido", concluye Steinhause.